Capítulo 1 TRILOGY 2/3

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Los humanos habían invadido su hogar.

Todo estaba destruido, la guerra por más territorios que pudieran tener, fue un gran detonante para poder tomar, por la fuerza sus cómodas y fértiles tierras.

La manada estaba deshecha, los pocos sobrevivientes de la masacre de los salvajes humanos, huyeron a nuevas tierras.

La necesidad de trasladarse a tierras más lejanas era vital, el no poder transformarse, en sus lobos para pasar desapercibidos los enfermaba.

Los humanos al enterarse de su existencia los consideraba monstruos, simples fenómenos para exterminar.

Las palabras "monstruo pecador", fue tan común en estos años que se volvió banal oír a la gente murmurar como estos monstruos eran asesinos a sangre fría.

Ahora en medio de una tierra invadida de humanos que poco a poco estaban invadiendo mucho más las tierras, las cuales habían sido su refugio durante estos últimos años.

Todo se sentía contaminado y lleno de olores desconocidos. Decir que solo incomodaba a sus hijos sería un engaño.

Su omega sufría y no solo el ambiente era pesado también las tierras eran malas, "no nutridas" y a punto de marchitarse.

—No podemos seguir aquí— la alfa apretó más contra si a su omega el cual tiritaba entre sus brazos, acurrucándose más entre el estrecho e incómodo nido improvisado. —mi luna, oh mi pobre omega, estas tierras solo te han enfermado— Neci Mészáros, le decía entre susurros a su omega. Ellos se habían alejado tanto de la civilización y aun así los humanos los estaban rodeando. Los humanos, aunque estuvieran lo suficientemente alejados para poder escucharlos aun así su aroma los molestaba y ponía ansioso a su querido omega Verkan. Ahora su vida se reducía a mantenerse lo más escondidos que pudieran. —amor mío, te digo que tenemos que irnos de esta tierra a una no tan invadida, donde podamos dejar libres a nuestros lobos— el omega se estremeció con la mención de su lobo ese que estaba tan incómodo e inquieto por salir que lo ponía enfermo.

—¿Por qué?, ¿Por qué nos odian tanto?, ni siquiera los habíamos visto hasta que llegaron a quemar nuestro hogar— su susurro fue tan suave que su alfa aun estando a centímetros de él, se esforzó por, no perder palabra alguna.

—Sabes, Vasal dijo algo parecido unos días antes que llegaran los humanos.

Su omega estremeciéndose se separó de ella sin romper la unión de sus cuerpos acoplados.

—¿Qué has dicho?, y por qué no lo dijiste— Verkan elevo la voz más de lo que había hecho los últimos meses, su tono irritado y su aroma dulce poniéndose agridulce.

—Luna, sabes que Vasal solo dice cosas con muchas capas y siempre es del futuro muy al futuro— Neci lo atrajo de vuelta a la seguridad y el calor de su cuerpo. —no le preste la debida atención cuando dijo "Sabes los humanos en verdad nos odian, ten cuidado con tu lazo roto", aun no sé qué quiere decir la segunda parte, no tengo un lazo roto—

—ella sabía y solo lo dejo pasar, pudo decirnos y así...

—lo sé, pero no puedes cambiar sus acciones cuando ya pasaron Luna— el silencio se alargó entre ellos, el murmullo de viento frío congelado, atravesaba la maltrecha ventana de madera, haciéndola abrirse de golpe y chocar contra la pared.

El omega trago saliva viendo como su alfa se levantaba para trabar la ventana volviendo de inmediato al lado de él.

—tenemos que irnos de aquí.

-.-

Cuatro días en el infierno.

La marea movía el barco revolviendo el estómago del ya frágil omega. Si los humanos lo volvían débil y lo estremecían, el movimiento de ese barco lo derribaba completamente. El revoltijo de mantas y escasos pelajes en la esquina de una sucia celda, era la mejor versión de un nido que su alfa le pudo construir. Su corazón palpitaba completamente desbocado, el revoloteo en su estómago imparable, las náuseas descontroladas. Solo agradece que sus dos cachorros se hayan adaptado más rápidamente a ese insufrible infierno.

Los siglos buscándote //Ron y Vino// -LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora