Diario de Tifanny (mismo día)

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Nahuel apareció en nuestra celda, con su "nueva novia" atrás. Bueno, aún seguía siendo un chico, pero pronto ya no se vería como tal. 

Nahuel siempre que pudo nos ha defendido, nos ha tratado con mucho respeto y cariño; por eso lo queremos. Es como nuestro héroe, nuestro hermano mayor. Lo sentimos mucho por los chicos a los que somete, pero todos responden a un mismo patrón: machitos violentos que se creen muy hombres. Él se encarga de que terminen conociendo su lado femenino, a que vean que en realidad no eran tan hombrecitos como creían. Eso nos parece justo.  Un hombre de verdad no es violento. 

Al menos, tendrá un buen cuidado y un novio atractivo. A muchas de nosotras, que ingresamos creyéndonos machos, terminamos golpeadas y abusadas en nuestra primer noche, a la fuerza. Aunque nos opusimos, después poco a poco fuimos acostumbrándonos. Para algunas fue un viaje de ida. Hoy no me imagino volviendo a ser un "hombre". Soy una mujer, y me gusta estar con un hombre en la cama. A nuestra amiga Tini, por ejemplo, dos chicos la interceptaron en las duchas en su segundo día en prisión. Le obligaron a golpes a que les haga un oral, luego entendió que en la cárcel, si no eres un muchacho musculoso y agresivo, no sobrevivís como muchacho. Entendió que debería arrodillarse y lamer sus pollas las veces que ellos quieran, de la forma que ellos quieran, y que si no quedaban satisfechos, debería ponerse en perrito y morder su almohada. Claro, al menos hasta que sus músculos cedan, y el dolor le deje lugar al placer. Ahora mirenla, una reina: maquillaje, vestidos, habla en femenino todo el tiempo y le encanta saber como son los otros reclusos en la cama. Sigue de "novia" con aquellos dos chicos, y cada vez le gusta más ser su "mujercita".

Volviendo a lo central, Nahuel nos dejó a Alex, y nos pidió que cuando terminemos "la llevaramos" a su celda, que allí nos esperaría. Miró a Alex a los ojos y le dijo "hasta dentro de un rato, linda". 

-Lo siento, no hay otra escapatoria belleza. Aceptalo. Tendrás que acostumbrarte a vestir como una chica, y bueno, a servir como una chica en la cama.

-No puede hacerme esto, ¿no hay nadie con quien me pueda quejar? ¿No hay nadie que me pueda ayudar?

-Las únicas personas que te pueden ayudar son las que ves en frente tuyo, te ayudaremos a que tu estadía en la cárcel sea lo menos violenta posible. Nahuel tiene contactos, no sabemos muy bien a quien conoce, pero tiene beneficios. Si fuese lista, no abriría la boca. Bueno- Sonreí. - Al menos no para eso

-No quiero ser follado, nisiquiera quiero tener que hacerle un oral. No me gustan los hombres, no puedo, no soy como ustedes.- dijo Alex al borde de las lágrimas.

-Belleza, cuando entramos a la cárcel éramos igual a vos. Un hombrecito "hecho y derecho", y miranos ahora: potras. A nuestro caminar sólo generamos suspiros, y erecciones.- digo mientras me acomodo el pelo y el resto de las chicas sonríen. -Vos también vas a terminar como nosotras. Estoy segura.

-No creo. Todo bien, pero yo soy un hombre de verdad. - contestó enojado, visiblemente nervioso.

-Ah, ¿si? Y cuentanos, hombrecito, ¿qué estás haciendo acá? ¿Sabés que te vamos a dar ropa de mujer para que te pongas y a maquillar como una putita? ¿Y todo esto para qué? 

Se produce un breve silencio en el que Alex me mira a los ojos casi suplicando mi ayuda.

-Si, exacto. Para que Nahuel hoy en la noche te convierta en mujer, para que te folle, para que se la chupes, para gozar de una buena polla. -responde Tini, mientras comienza a apoyar ropa femenina sobre la cama. 

-Siento que no voy a poder hacerlo.- suspira Alex.

-Tranquila, todas decimos lo mismo, y cuando llega el momento simplemente lo hacemos. No hay otras opciones. No nacimos para ser hombres, sino, nunca estaríamos en nuestra situación, o en la tuya.

Una lección en prisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora