Prólogo

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Dos niños estaban acostados sobre la verde y suave hierba, admirando el cielo que era adornado con la gran estrella y esponjosas nubes.

Sus dedos de vez en cuando se levantaban en su dirección indicando la forma que hacían estas, mientras la suave brisa hacia danzar; al igual que las flores; sus cabellos de manera débil.

—mira, Kyojuro, esa se parece a un búho— decía contenta aquella niña de hebras café.

—¡tienes razón, Selena!— contestaba el niño de cabello bicolor de igual manera.

Ambos eran mejores amigos, se encontraban en su lugar favorito, el lugar donde nació su amistad.

Flashback

—¿oye por qué lloras?—

Preguntaba aquel niño de cuatro años que veía a una niña llorando entre las flores de aquel prado, donde el siempre iba a jugar y observar el cielo.

—mis padres...estaban peleando—

Contesta la niña de misma edad, con sus pequeñas manos sobre sus ojos café queriendo torpemente secarse las lágrimas.

-oh, ¡¡no te preocupes, estoy seguro que dejaran de hacerlo y estarán felices de nuevo!!- dice lleno de energía.

El niño en acto de apoyo se arrodilla a su lado y la abraza sorpendiendola, no lo conocía, era un extraño pero no quería que su abrazo durara poco, aquel abrazo se sentía cálido y lleno de cariño, diferente al que recibía de sus padres.

Se aleja un poco para mirarlo y descubre unos ojos dorados himnotizantes y llamativos, llenos de calor y ternura, dejando a la vista un alma deslumbrante a sus ojos haciendo que algo en su interior se alborotara al igual que el contrario.

-no llores, las niñas hermosas no deben llorar- dice el con un leve sonrojo en sus mejillas mientras muestra una genuina sonrisa y acaricia su cabello. .

Ella se limpia las lágrimas con su sonrojo a flor de piel y le pregunta su nombre luego de decirle el suyo, pero antes de que responda escucha a una mujer llamarlo, el con su sonrisa se despide y antes de irse le promete volver a verla en el mismo lugar.

Así lo ve alejarse y llegar junto a la mujer que supuso era su madre hasta perderlo de vista, reteniendo en su mente el nombre de aquel niño.

-Kyojuro~- susurra, inconscientemente una sonrisa aparece en su ahora feliz rostro.

Fin Flashback

Desde aquel día, iba todos los días al prado con la esperanza de verlo de nuevo, coincidiendo pocas veces, en las que aprovechaban al máximo jugando hasta el último segundo siendo pocas las veces las que ella lograba encontrarlo ahí.

Ahora con diez años cada uno seguían encontrándose en el mismo lugar donde se conocieron haciéndose mejores amigos, una amistad que con el pasar de los años se iba transformando en amor, el más puro e inocente, el cual ninguno quería admitir.

-oye como están tus padres- pregunta el niño.

-muy bien Kyo, mis padres están descansando, desde que se convirtieron en cazadores de demonios no han tenido muchos descansos- contesta sentándose mientras gira su mirada a su amigo.

-¡me alegro por ellos! ¡mi padre también es un cazador y también está descansando!- con su característica energía y carisma repite su acción.

-sabes, me da miedo no volver a verlos cada vez que van a misiones, ¿a ti no? - pregunta con temor.

Cada vez que sus padres tenían misiones al mismo tiempo quedaba sola en su casa, pero no les preocupaba ya que la habían estado entrenando con lo básico para poder defenderse, sabía cuidarse sola, aunque siempre estaban presentes las esperanzas y los miedos al pensar en la seguridad de sus padres.

-si, ¡¡pero se que mi padre es fuerte y no nos abandonaría!! ¡¡Tus padres no te abandonarán Selena!!- responde optimista.

-mis padres también lo son, pero...¿y si pasa?-

-si eso pasa..., ¡¡yo te protegeré, no dejaré que nada te pase!! - dice colocándose de pie decidido a hacerle esa promesa a su amiga con el tono rojizo en su rostro.

-¿lo prometes?- repitiendo la acción del anterior ahora feliz y decidida.

-si- alzando su meñique.

-¡¡bien, entonces yo también prometo protegerte y cuidarte siempre!!- de la misma manera.

Así sellan su promesa de protegerse ambos, una alianza pura y llena de amor que nadie será capaz de corromper, desde ese día han pactado inocentemente amarse y cuidarse el uno al otro sin importar que, porque ese era el propósito más grande de sus vidas, sus almas se pertenecían y acompañarse en el camino de sus vidas era el destino de ambos.

"La Flama De Nuestro Amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora