Recuerdos, estrellas y promesas.

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No sé cuentas horas llevo sentada aquí, ni sé cómo llegué, pero aun así reconozco el lugar en el que estoy. Estaba en una roca alta y vieja, que se encuentra cerca de la playa, está tan escondida que era un poco difícil reparar en ella, la vista era maravillosa, se podía ver el mar desde un punto precioso. La había encontrado una noche, me sentía perdida, lo cual no era extraño en ese momento, mi padre como siempre había arruinado todo, me había arruinado.  Nunca lo sentí tan solitario, ni silencioso, ya que al estar cerca de la playa nunca estaba solo, y estar así, me trae una paz extraña. 

Unas pisadas interrumpieron el silencio, y al voltear veo a un chico acercarse, por algún motivo no podía desviar mi mirada de él, tenía algo atrayente, su manera de caminar me pareció peculiar, daba la ilusión que nunca tocaba el suelo. 

 —Así que aquí estas—. Murmuró, no pude responder, su mirada me tenía cautivada. Sus ojos eran hermosos, tan expresivos, sentía que podía ver mi alma de alguna manera y no es que fueran azules o verdes, simplemente eran de un color marrón algo peculiar, eran únicos, estaba segura de eso.

 —¿Puedo sentarme?

 Su voz me regreso a la realidad, asentí, se sentó a un lado mío permitiéndome verlo, si bien sus ojos eran preciosos, su rostro completo lo era aún más. 

Ni siquiera creía posible que una persona fuera tan hermosa, por su frente caían algunos pequeños rizos negros, sus ojos cafés, eran enmarcados por unas rizadas pestañas, tenía una nariz perfectamente perfilada que incluso parecía operada ¿acaso lo hizo?, en verdad, no parecía real, mi mirada por fin cayó en sus labios, tenían la forma perfecta y se veían tan suaves, con un pequeño tono rosado. Debía estar soñando, porque solo en mis sueños podría existir alguien tan perfecto.

 —Deja de mirarme así—. Se quejó, sentí mis mejillas calentarse.

 ¡Lo había estado mirando por demasiado tiempo! ¿Es que acaso mi cerebro no funciona? 

 —¿Así cómo?—. Intenté hacerme la tonta, eso siempre funciona y esperaba que lo hiciera.

 Pero cómo era de esperarse, no fue así, y la mirada escéptica que me dio lo confirmo.

 —¿Y qué haces en esta roca? 

 Mi mirada se dirigió directo al mar, ni siquiera sabía que responderle, ni yo sabía que hacía ahí, en esos momentos el sol se estaba poniendo, se veía mágico. 

 —No lo sé, creo tenía ganas de despejarme un momento y este es el lugar perfecto.

 —Tienes razón, es muy tranquilo, incluso pareciera que el tiempo se detiene estando aquí.—sentía su mirada en mí, pero no me atrevía a mirarlo—¿De qué te querías despejar?

 Baje la mirada a mis manos nerviosa, al darme cuenta de que si vine por algo, a lo mejor no recordaba como llegue, pero si recordaba a mi padre y esa sensación de estar perdida, ni siquiera sabía si tenía sentido, él no me conocía, a lo mejor en mi vida me lo volvía a topar, pero necesitaba contarle a alguien.

 —De los recuerdos, algunas veces son muy dolorosos y por más que intentas olvidarlos no se van, porque eso son, recuerdos de algo que pasaste, una enseñanza.—sonreí con tristeza —Algunas veces, solo quieres desaparecerlos y regresar a como era todo antes de ellos.

 —No se puede escapar de tu propia memoria, ¿quieres contarme? 

 —¿Tienes tiempo para escuchar toda la historia?.—interrogué mirándolo, la confusión en su rostro me provoca una pequeña sonrisa —Se está haciendo tarde. 

 —Eso no importa, podría estar toda la noche despierto para escucharte.—me sonrió, sentí que el aire no llegaba a mis pulmones.

 —Entonces será una larga noche.—asintió y le sonreí al ver que se giraba para quedar sentados frente a frente—. Mi padre era un maravilloso papá, jugaba conmigo todo el tiempo y me enseñaba las estrellas y sus nombres. Creía que éramos una familia perfecta, como cualquier niño, pero estábamos lejos de serlo, a los 10 años comenzó todo, mis padres peleaban demasiado y una noche...—cerré los ojos, no quería seguir recordándolo, sin embargo de alguna manera se sentía correcto, necesario.—Yo lo encontré golpeándola, al inicio solo fue a ella, él me advirtió que me mantuviera al margen y me portara bien... pero nunca le hice mucho caso ¿sabes?

Te veo en mis...¿sueños?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora