Jongho no a tenido la mejor suerte en su vida. Gracias a Hongjoong y a Seonghwa, logró sobrellevar y volver a armar el mundo que se le vino a abajo.
Tal vez vivir con Mingi no sea tan malo. Tal vez lo ayude con sus inseguridades y sea la respuesta d...
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Luego de año nuevo, YeoSang fue a Gwangju con su novio, a ver a la familia de este, ya que entre todos decidieron pasar año nuevo juntos, en el departamento de WooYoung y San, ya que a pesar de celebrar el nuevo año, también celebraron por la reciente pareja, el azabache les comentó que ya no tendría que buscar otro lugar para vivir, ya que Jung le había ofrecido vivir con él, llevaban poco tiempo, si, pero se conocían lo suficiente y aquel lugar se le hacía muy grande, cosa que cambió con la llegada de su ahora novio, lo sentía más acogedor.
Mientras ellos bebían cerveza, SeongHwa y JongHo estaban tomando jugo de manzana, no les molestaba en absoluto. De igual manera, no hicieron mucho ruido, por lo que el pequeño GeonHak no se despertó durante la noche, aún así ambos padres iban a verlo de vez en cuando, para confirmar que todo estuviera en orden.
Casi en la madrugada fueron a dormir, algunos se embriagaron un poco, así que se durmieron enseguida, mientras que MinGi estaba lo suficientemente consciente cómo para subir a la habitación de los dueños de casa, y dormir junto a su novio, mientras que SeongHwa con HongJoong dormían en la cama de San.
—¿Estás muy cansado? —le preguntó, mientras le hacía mimos al menor.
—Un poco, pero estoy feliz de que falte cada vez menos para estar con ellos.
—Me emociona, aunque me da miedo.
—¿Miedo?
—No quiero hacer las cosas mal, es todo.
—Estaremos bien ¿si? Confiemos en nosotros.
Sus ojos se fueron cerrando, hasta que se durmieron profundamente.
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Mientras los demás limpiaban el desastre de la noche anterior, SeongHwa le daba de comer a su hijo, JongHo descansaba a su lado, no podía hacer mucho.
—¿Qué harán después? —el mayor le preguntó.
—Queríamos ir al parque un rato, ¿ustedes?
—Nada, sólo quedarnos en casa con GeonHak, —contestó. —¿Verdad mi amor? —dijo hablándole a su hijo con cariño, mientras el pequeño tomaba su mamadera, a nada de quedarse dormido.
