Jongho no a tenido la mejor suerte en su vida. Gracias a Hongjoong y a Seonghwa, logró sobrellevar y volver a armar el mundo que se le vino a abajo.
Tal vez vivir con Mingi no sea tan malo. Tal vez lo ayude con sus inseguridades y sea la respuesta d...
Advertencia: Contiene smut. Si no te gusta este contenido, estará marcado el inicio y el final con un asterisco. Esto es ficción, mi intención no es, ni jamás será sexualizarlos.
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*Apenas entraron a la casa, cerraron la puerta y comenzaron a atacar sus labios. Era un beso lento, que en unos momentos, se volvió más desesperado, más húmedo, y más necesitado.
MinGi, tenía sus manos en la cintura del menor, apretándola un poco, mientras que el menor tenía sus brazos rodeándole el cuello.
El peliazul se separó un poco, para bajar hacia el cuello del rubio, atacándolo, posiblemente se noten las marcas mañana, pero a ninguno le importó.
JongHo enredó sus dedos entre los cabellos del más alto, mientras se mordía el labio, intentando no gemir. Pero aún así, pequeños suspiros y jadeos salían de su boca.
—M-MinGi... —jadeó.
Volvieron a juntar sus bocas desesperadamente, mientras movían sus cabezas en el lado contrario, para darle más profundidad al beso. Cuándo estuvieron obligados a separarse por la falta de aire, el rubio mordió el labio inferior de Song, logrando que gruña complacido.
—Vamos a mi habitación. —habló el mayor, suspirando.
Asintió y mientras se besaban, el menor enredó sus piernas en la cintura del contrario, mientras subía a la habitación.
Al llegar, MinGi recostó delicadamente a el más bajo sobre la cama, cómo si fuera a quebrarse. Comenzaron a quitarse la corbata y el saco, quedando con la camisa.
El mayor lo ayudó a quitarse la camisa, para luego besar y dejar marcas por todo su abdomen, logrando que se removiera bajo su cuerpo, jadeando.
—Mgh~
Con dificultad, el menor intentó desabrochar los botones de la camisa contraria, desesperándose al no poder hacerlo rápido. —Vamos, rápido.
El peliazul, tomó su camisa, y, utilizando su fuerza, la abrió, logrando que los botones salieran disparados hacia algún lado de la habitación. JongHo se quedó mirando un rato, el marcado cuerpo de su mayor.
—¿Qué tanto me miras? —preguntó divertido.
El rubio fue bajando lentamente, hasta llegar a su cuello, mordiendo y succionando, dejando marcas rojiza, haciendo que jadeara y gimiera ronco.
Algo que enloqueció al menor.
En un momento, ambas erecciones se rozaron entre sí, logrando que a ambos se les saliera un gemido. El mayor desabrocho el cinturón de JongHo, para luego quitar sus pantalones, haciendo que quedé sólo en boxers, y que su erección sea más notoria.
El más alto, también se quitó sus pantalones, bajo la atenta mirada del contrario.
Finalmente, MinGi le quitó aquella última prenda, dejándolo totalmente desnudo. Sacó de la mesita de noche, un pequeño frasco de lubricante que tenía. Se colocó un poco en tres de sus dedos, para primero introducir uno de ellos en el interior del rubio. Al sentir la intromisión se tensó, y el contrario al notar esto comenzó a distraerlo con cortos besitos en su rostro, hasta que logró acostumbrarse y movió su cadera.
