Su cuerpo se siente frío, y el dolor a comenzado a menguar; es entonces cuando la claridad llega a sus pensamientos como un rayó: va a morir.
"Estoy muriendo" se dice mientras el ruido de la batalla sigue a lo lejos. La revelación trae consigo dos sentimientos completamente opuestos, sus deseos de un milagro para sobrevivir y la calmada aceptación de su muerte en medio de una misión como la de muchos otros antes de ella y como la de muchos más por llegar.
Esta muriendo y un pensamiento extraño se forma en su cabeza moribunda: Hatake Kakashi, el ninja que conoció cuando era aún un niño prodigio que pudo convertirse en un Anbú.
Recuerda los ojos muertos y su expresión casi siempre taciturna, una casi perfecta arma ninja. Algo en él la hacía sentir incómoda, no los celos por un niño prodigio si no por esa casi deshumanización; sabía su historia, todos lo hacían por lo que mantenían una distancia prudente.
Y así fue por años hasta que algo cambio ligeramente, Hatake cambió. Ella tuvo curiosidad, pero no era cercana a él como para preguntar. Si lo supo fue por simple casualidad, un momento en que la mueca debajo de la máscara era la de una sonrisa que llegaba hasta su ojo en un brillo cálido, amoroso y de absoluta añoranza.
Fue entonces que Iruka Umino se hizo presente en su radar. No tardó en entender que había encontrado Hatake en él, se sintió asombrada y envidiosa. No hubo muchas oportunidades de verlos juntos, el Umino decidió ir por la enseñanza, un funcionario también. Ella era un activo en el campo de batalla que no tenía que entregar papeleo por batalla así que sus encuentros eran apenas unas cuantas gotas en el mar de sus destinos.
Pero lo poco que pudo ver le hizo tener más deseos de encontrar a alguien con quién compartir algo más que sus cuerpos, quería como ellos que alguien la esperara en las frías noches de invierno y entrelazar sus manos en el camino de regreso a casa en todas las temporadas. Quería que alguien orara por su regreso, que su cara mostrara su preocupación cada que saliera lastimada.
Quería tanto no solo un amor apasionado, pero ahora se estaba quedando sin el tiempo para encontrar una persona con la cual compartir sus alegrías, tristezas, enojos, cansancios y sueños.
Estaba muriendo.Estaba teniendo una muerte lo suficientemente lenta para divagar en las dos personas por quien creía en una amor de cuento; pero a la vez en una muerte tan rápida que le era negada cualquier esperanza.
¿Ellos llegarían a recordarla? Acaso alguien había sido tocado tan profundamente por ella sin saberlo como ese par lo había hecho al punto de estar presentes en su moribunda conciencia.
Tal vez solo quedaria su nombre escrito en la lápida, olvidado en los labios de su hermano y los amigos sobrevivientes de está batalla. Pero no se arrepentía de nada, cada batalla fue para proteger a la aldea, cada batalla les había dado una oportunidad a alguien más en la aldea de vivir una vida tranquila y plena.
Hatake y Umino tendrían que seguir la batalla. Ojalá el suficiente tiempo para que la vejes les llegará arrugando su piel. Sin nuevas guerras, solo una pareja vieja de la aldea de la hoja.
Con ese pensamiento su cuerpo se estremeció, una pesada bruma oscureció sus ojos; pensamientos inconexos de su vida llegaron y se fueron en una fracción de segundo.
La batalla a unos metros de ella continuaba.
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Sentidos
FanfictionNo son amantes, pero se besan cuando sus labios queman; no son amigos sin embargo, son el refugio del otro.