Hay heridas todos los días en sus cuerpos, mentes y corazones con las que deben aprender a convivir como si fueran viejos amigos. Lo hacen con pereza; un cierto recelo de opacada aceptación hasta que algo viene a arrebatarles algo mucho mayor.
Es Kakashi quien al final llega hacía un Iruka postrado en la cama de hospital, que le sonríe y le dice "Descuida, estoy bien." Con una voz adormilada por los medicamentos. El jounin no contesta nada solo se acerca hasta la cama sosteniendo su mano con un vacío en el estómago imaginando dentro de sí un peor escenario, es extraordinario como después de tantos años no se acostumbra a esta parte de su trabajo. De su vida.
Es ahí un punto de inflexión en su no relación, ambos lo sienten en el beso que sigue al silenció; este tiene un sabor salado y está cargado de una desesperación atroz no por desnudar sus pieles y enterrarse dentro del otro sino la desesperación de no volverse a ver, de perderse para siempre la calidez de los días que pasan en mutua compañía.
Entra un remolino de pelo amarillo y ellos separan sus manos pero se ríen mientras el niño llora de alegria al ver a su maestro luego de una larga espera.
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"Bienvenido a casa" pronuncia Kakashi apenas e Iruka ingresa a su casa, este le mira sorprendido pero rápidamente sonríe con su boca, sus ojos y el corazón brillante; cálido. sus manos siguen entrelazadas desde que salieron del hospital, e Iruka sabe que esa bienvenida es la declaración más romántica que podrá obtener.
"Estoy en casa." Le responde apretando su agarre.
Pasa un tiempo hasta que compartan una misma casa, pero hacía años que compartían el mismo corazón.
"Estoy de vuelta" responde
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Sentidos
FanfictionNo son amantes, pero se besan cuando sus labios queman; no son amigos sin embargo, son el refugio del otro.