Capítulo 13: La primera prueba, el espejo y la reina del hielo

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Cuando Harry llegó a la sala común a las 10 de la noche, aun había personas, que se sorprendieron por el brillo de sus ojos y porque sus colmillos superiores sobresalían levemente, otro efecto secundario de esa tortuosa semana que se avecinaba, además de las ansias por comer carne cruda y salir a correr y convertirse ahí mismo.

Su sonrisa arrebatadora y su posición confiada hicieron que unas chicas de sexto y una de quinto se le acercaran, pareciendo no saber qué les pasaba, pero al mismo tiempo queriendo descubrirlo. Harry descubrió que, durante esa semana en específico (gracias a Merlín y Godric), él atraería a las chicas como magnetos sin poder hacer nada al respecto, pues su magia estaba algo descontrolada y no tenía el más mínimo control sobre ella, haciendo que se expandiera por el colegio, causando estragos en la mente de las personas a la redonda, dejándolas en un estado de aturdimiento y enamoramiento (o atracción, dependía de la persona) por él durante el tiempo en que no pudiera controlarla, no quería pensar si eso afectaba a los profesores también, sería espeluznante.

No les prestó atención, aunque estuvo consciente de que lo seguían con la mirada mientras él avanzaba a un sillón en específico, donde se encontraba una chica de pelo castaño tupido, que fruncía el ceño con concentración, leyendo un libro que tenía en su regazo.

¡Orchideous! - susurró y de la punta de su varita salió un ramo de flores – hola.

Hermione volteó a verlo con el ceño fruncido, Harry, que tenía las flores escondidas detrás de su espalda, la miró con culpa, ella volteó la cabeza.

Lo siento - susurró sentándose a su lado, sin tocarla.

Dime por qué lo sientes – dijo Hermione en un susurro serio.

Porque te he dejado de lado, porque no he pasado tiempo contigo y cuando lo hago solo hablamos de mí, porque he sido el peor novio y amigo estos últimos meses – dijo Harry con la mirada gacha.

Sabiendo eso ¿Por qué debería perdonarte? - preguntó en lo que Harry supo era una broma.

Porque te traje flores - sacó el ramo de detrás de su espalda y se lo tendió, ella lo tomó con delicadeza y aspiró el aroma.

¿Las cortaste? - inquirió.

Casi, yo... las conjuré - admitió, Hermione sonrió.

Lo sé - dijo ella – te oí decir el hechizo.

No pensé que lo hicieras – repuso Harry – Entonces ¿estoy perdonado?

Lo estarás cuando me expliques por qué tienes colmillos – respondió Hermione acurrucándose en su pecho y escuchando su historia, de la que pareció no sorprenderse – bueno, es bastante lógico ¿no lo crees? Tú no eres un animago, así que la explicación es que esté en tus genes, alguna vez debían salir a flote y mostrarse ¿verdad? Yo creo que era cuestión tiempo – dijo cuando él terminó su explicación.

Por esta razón eres la bruja más inteligente de nuestra generación y seguramente de las siguientes - rió Harry con alegría, Hermione se sonrojó.

Tú no te quedas atrás - respondió ella.

Por favor, sabes que, aunque estudie toda la vida no voy a sobrepasarte en eso, es lo tuyo, no lo mío - Harry se encogió de hombros.

Tal vez – aceptó Hermione inclinándose para besarlo – no creas que hago esto por tu atrayente magia, no lo creas por un segundo - susurró en sus labios cuando rompieron el beso, para luego volverlo a besar.

Estás consciente de lo que hay que hacer ¿Verdad? - preguntó en un susurro, acariciando el cabello de una llorosa Hermione, el domingo en la hora del almuerzo, cuando estaban en un rincón alejado de la sala común.

Harry Potter y el poder del herederoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora