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Formas de ocultarse.

¿Musoul había logrado pasar a la siguiente ronda del CNBC? La respuesta a tal interrogante es un enorme y anhelado sí.

Pese a los inconvenientes que se les presentaron, los cuales, pudieron ser solucionados nada más y nada menos que por un evento ocurrido con anterioridad en aquella tarde.

—Olvídalo, Blythe.— musitó Roy, desolado.— No hay forma de romper esa puerta.

Ya llevaban más de 5 minutos encerrados en el baño de hombres. No importaba cuanto gritaran o clamaran por auxilio, nadie los escuchaba.

Su oportunidad se había ido por el caño.

—¡Alguien ayúdenos! ¡Una bruja de hermoso cabello nos encerró aquí!— vociferó Moody, esperando alguna señal de vida que los rescatase.

Gilbert frunció el ceño.— ¿Hermoso cabello?

El castaño se encogió de hombros.— Lo que Josie nos ha hecho es horrible, pero no puedes negar que tiene lindo cabello.

El mayor de los Gardner acomodó el suyo con un movimiento de mano.— El mío está mejor.

—Pues...

En tanto sus dos amigos comenzaban una tonta discusión por quién tenía mejor cabello, el joven Blythe empezó a buscar alguna salida con su mirada.

Justo cuando estuvo por lanzar la toalla, una luz divina le alumbró la mente.

—Oigan, chicos...

El dúo de castaños voltearon a verlo.— ¿Qué?

Con sus ánimos renovados y esperando que aún no hubiesen llamado a la banda, Gilbert les sonrió.— ¿Qué les parece si hacemos la Sloane?

Royal tuvo que tomarlo un momento por los hombros.— ¿Estás sugiriendo que empecemos a acosar a Anne en una crisis como esta?

Él negó rápidamente.— No, idiota.— y dirigió su cabeza hacia un punto en la pared del fondo del baño, donde se veía un ducto de ventilación.

Al guitarrista rítmico se le iluminó el bombillo de las ideas, mientras que al baterista le costó un poco más.

—No entiendo.

Los dos jóvenes de cabello rizado se dieron una palmada en la frente.

—Lo entenderás cuando vayamos a mitad de camino, ahora ayúdanos a abrir esto.— murmuró, caminando hacia el ducto.

Así que, en efecto. Aplicaron la estrategia que Charlie había maniobrado para entrar al auditorio. El ducto por el cual accedieron desde el baño, conectaba a un pasillo externo del recinto. Para cuando lograron salir, corrieron como alma que lleva al diablo en dirección a la tarima.

Se salvaron apenas de chiripazo, como diría Minerva.

Las repercusiones que tuvieron a causa de su victoria en la primera ronda las estaban viviendo en esos instantes.

—¡Dejen de querer quitarme la ropa!— exigió Moody, cerrando de golpe la puerta de la tienda de música.

Había tenido que correr más de diez cuadras siendo acosado por un grupo de fans locas.

—Al menos llegaste ileso.— habló Anne, recostada contra el mostrador junto a Gilbert.

Estaban muy cansados como para discutir sobre cualquier cosa, con tal de mantener su trato de amienemigos.

Love In The Band | Shirbert.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora