21. El pasado en el presente

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Momo decidió salir antes de su clase para esperar a Sana fuera de su salón de clases. Bajó por las escaleras despacio, sabía que tenía que caminar lento, pero a la vez trabajar su resistencia aeróbica, así que de vez en cuando bajaba las escaleras del último piso al primero a su ritmo, de vez en cuando paraba. Daba gracias a Dios que el salón de Sana sólo estuviese a dos pisos por debajo del de ella.

Miró su celular y se dio cuenta que quedaban alrededor de 7 minutos para que Sana saliera de su clase, así que al esperó sentada en la banca que estaba en el pasillo a revisar sus redes sociales. Se le había olvidado responder emails de los diferentes trabajos de hacker que hacía. Mucha gente la necesitaba y ella había prácticamente desaparecido de la tierra.

-No pensé que te encontraría acá – Momo no reconoció la voz de inmediato, tuvo que levantar la cabeza para encontrarse con Irene de pie frente a ella.

-Hola – saludó la pelirrubia.

-¿Viniste a buscar a Sana?

-Sí – respondió sin dejar de mirarla.

-Ella... ella habló conmigo el fin de semana, me dijo que te le habías declarado y que ella se sentía atraída hacia a ti – el corazón de Momo comenzó a calentarse – la verdad es que no lo entiendo. Lo que ella y yo tenemos viene de muchos años, a ti te conoce hace aproximadamente un mes. No es justo.

-No entiendo, ¿Qué es lo que quieres? – Irene frunció el ceño y rápidamente tomó a Momo por el cuello de su blusa y la golpeó contra la puerta del salón de clases de Sana – suéltame.

-No sé que te vio, pero te diré algo.

-Soy toda oídos.

-Sana volverá a mí tarde o temprano ¿Me escuchaste? Estamos obsesionadas la una con la otra, nadie la conoce más que yo en esta vida, así que sí, ella volverá a mí.

-No creo que lo haga, pero me da ternura tu confianza.

-Maldita enferma.

-¿Odias a las personas con enfermedades?

-No, te odio a ti, enferma de mierda – Irene golpeó el rostro de Momo sobre su pómulo derecho y la hacker decidió que esto no sería como la vez en la escalera, que no se dejaría golpear. Si no que, también, ella golpearía.

-Te daré un consejo Irene, nunca, pero nunca bajes la guardia cuando estés conmigo – Momo levantó su puño y golpeó en seco la boca del estómago de Joohyun, para después tomar su cabeza con sus dos manos y golpear el rostro de esta con su rodilla – creo, que ahora sí rompí tu nariz, imbécil.

La puerta del salón se abrió y Sana no podía creer lo que estaba viendo. Irene estaba arrodillada en el suelo con sus manos en su rostro bañado de sangre y Momo parada frente a ella con su mano derecha sobre su mejilla y parte de su ojo.

-¿Qué pasó acá?

-Nada. Vamos, tenemos que almorzar.

-Sí... claro – se subieron en el ascensor y Momo comenzó a mirar su rostro en los espejos de este - ¿Te golpeó?

-Llegó de la nada a decirme que habían hablado y que no se iba a dar por vencida contigo y que ibas a volver de todas formas a sus brazos.

-Eso no es verdad.

-Lo sé – Momo sonrió y los nervios de Sana comenzaron a disminuir – me dijo que nadie te conocía como ella.

-Eso puedo que sea verdad, pero ella y yo no tenemos nada hace mucho tiempo. Seguíamos en un círculo vicioso que no era sano para mí. Simplemente apuré un poco las cosas.

im in love with a monsterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora