22. El nombre del primer amor

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Nayeon llegó al departamento de Mina puntual con una botella de tequila. Sabía que quizás sería mucho, pero no estaba segura de como reaccionaría al estar tanto tiempo junto a Mina.

Cuando la puerta se abrió se sorprendió de ver a la abogada en un look tan relajado. Llevaba un buzo holgado de color blanco, una remera azul marina y su cabello un poco desordenado.

-Hola.

-Hola, traje esto – Mina no pudo evitar sentirse avergonzada por andar tan casual cuando Nayeon estaba frente a ella vestida completamente de negro. Con unos pantalones ajustados, tacones de punta, una remera con tirantes y sobre esta, su chaqueta de cuero. Su cabello estaba perfectamente alisado y llevaba sobre su cutis una leve capa de maquillaje - ¿Me harás pasar? – la voz de Nayeon la hizo volver en sí.

-Sí, lo siento. Adelante.

La pelinegra pasó y notó que Mina probablemente estaba mirando una película en el living. Habían snacks, latas de cervezas y un cenicero – no sabía que fumabas – habló Nayeon.

-Solo en mis días libres, al menos trato de darme un día a la semana para mí. Es por eso por lo que me veo tan bien como tú.

-¿Crees que me veo bien? – Mina sólo sonrió.

-Claramente te ves bien – ambas chicas sonrieron – me iré a cambiar.

-No – Nayeon tomó la mano derecha de Mina – no hace falta, la vestimenta casual te queda bien.

-Entonces la que tendrá que cambiarse eres tú – Nayeon no estaba entendiendo – lo siento, pero no me quedaré tranquila hasta que las dos estemos en la misma sintonía – la pelinegra dio un pequeño vistazo a su alrededor.

-Claramente este es tu día libre y de relajación, así que no seré una desconcentración en este día y me pondré lo que quieras que me ponga – Mina no pudo evitar sentir que esas palabras tenían doble sentido.

-Iré a buscarte ropa.

-Sólo un buzo, me quedaré con esta remera – Nayeon se sacó la chaqueta y los ojos de Mina recorrieron sus clavículas, hombros y pechos - ¿No te molesta verdad?

-No, claro que no, en absoluto.

Mina caminó hasta su cuarto y sacó un buzo de su closet. Se sentía extrañamente nerviosa por tener a Nayeon en su casa. La verdad era que había pensado en la pelinegra todos estos días, que deseaba verla y que la cuidara. No entendía porque esa chica tenía ese efecto en ella.

Después de conseguir el buzo bajó hasta el living y le paso la ropa a Nayeon, la pelinegra sonrió y comenzó a desabrochar su pantalón en el mismo lugar. Mina no quería ver, así que caminó hasta la cocina y comenzó a armar una tabla con quesos, jamón, salame, aceitunas, diferentes tipos de carnes y dos copas de vino tinto.

-Te queda bien mi ropa.

-Dame eso, no deberías hacer fuerza, por tu hombro digo.

-Estoy mejor, ya no me duele.

-De todas formas, debes cuidarte – Nayeon tomó la tabla y la posicionó en el centro de la mesa de estar – gracias por esto, se ve delicioso.

-No es la gran cosa.

-¿Cómo has estado tú? Mo vas con la tarea de olvidar al amor de tu vida e intentar tener una relación.

-¿Por qué crees que estoy acá? – Mina se ruborizó.

-Creo que nunca me voy a acostumbrar a que seas tan directa.

-Lo siento, no quiero incomodarte.

im in love with a monsterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora