𝐄𝐥 𝐃𝐮𝐞𝐧̃𝐨 𝐝𝐞 𝐇𝐨𝐠𝐰𝐚𝐫𝐭𝐬 [𝐒𝐞𝐯𝐦𝐢𝐨𝐧𝐞]

La verdad◇

Mientras Hermione daba los últimos toques a la limpieza del cuero del libro en el que estaba trabajando, su corazón latía salvajemente en su pecho, y sus ojos no dejaban de llenarse de lágrimas, amenazando con deshacer el diligente trabajo que acababa de lograr en el libro.

Todavía estaba luchando con sus emociones cuando oyó que Severus regresaba, y perdió la lucha. Él estaba a su lado en un momento levantándola del taburete.

"No llores, amor", murmuró él, abrazándola contra su pecho con fuerza.

"Pero me vas a odiar cuando te lo cuente".

"Declaro que no puedes decirme nada peor de lo que he imaginado".

"Oh, Severus", gritó ella. "El padre de Alice es Harry", soltó ella, tratando de apartarse.

Severus aflojó los brazos y le permitió a Hermione su libertad, pero la sujetó por la parte superior de los brazos mientras le decía: "Te dejaré ir si no deseas estar en mis brazos."

"No hay lugar en el que prefiera estar", le dijo Hermione, volviendo a rodearle con sus brazos.

"Bien", respondió él, haciendo lo mismo. "Hermione, no te expulsaré por un error. Eso es lo que fue, ¿no?".

Hermione lo miró, tratando de refrenar sus emociones. "Realmente no estoy segura de lo que pasó. Fue una situación que se me fue de las manos antes de saber lo que estaba pasando", admitió.

"Ven, tomaremos un poco de té y quizás juntos podamos darle sentido".

"Tal vez", y le permitió que la ayudara a entrar en su estudio.

Severus la sentó en el salón y tomó asiento a su lado. "Calculé que Potter era el culpable más probable la noche que hablamos de empleador y empleado".

"¿Lo hiciste?" Hermione aceptó la taza de té que le tendió. "¿Cómo?"

"No importa cómo, digamos que me imaginé el peor escenario posible a partir de los retazos que me habías contado, y de lo que Minerva no me decía, y me imaginé que era lo más probable que fuera cierto", y se encogió de hombros.

"Oh, Severus, lo siento. Sé lo que Harry representa para ti".

Severus resopló. "Pero yo soy el que sigue vivo, de todos mis matones. Los he superado a todos, y he ignorado al presuntuoso arribista durante todos estos años, así que ahora realmente no importa."

"¿Lo dices de verdad?"

"Sí, pero deseo saber qué te pasó", y le ahuecó la mejilla, pasando el pulgar por su bien definido pómulo.