Viernes 10 de Septiembre, 1971
Para el final de su primera semana de clases, Remus había perdido diez puntos de casa, aprendido un hechizo, y ganado otro moretón; esta vez en su barbilla.
Las primeras clases habían estado bien - habían sido introductorias, y mientras Lily Evans se pasó cada clase borroneando furiosamente hojas y hojas de anotaciones, nadie más parecía molestarse demasiado. Les habían asignado unos cuantos sencillos deberes, pero Remus planeaba pretender olvidarse anotarlos en caso de que alguien preguntara.
Encantamientos era la más emocionante - el diminuto profesor encantó un montón de piñas para revolotear alrededor de la habitación, para el deleite de todos. Después de unos cuantos intentos del hechizo por sí mismos, Lily había levitado su piña al menos un metro en el aire, y Sirius logró que la suya girara como un trompo - hasta que perdió el control y rompió una ventana. James, Peter y Remus tuvieron menos suerte, pero Remus estaba seguro que la suya había saltado al menos una o dos veces.
Transformaciones era igual de interesante, pero mucho más seria, ya que era dirigida por la Profesora McGonagall. No iba a haber trabajo práctico en absoluto durante la primera semana, explicó, pero les iba a asignar muchos deberes para calibrar el nivel de sus habilidades.
Historia de la magia era absolutamente fatal, y lo menos que se hablara de ella mejor. Remus luchaba por no dormirse mientras el fantasmal Profesor Binns flotaba arriba y abajo por los pasillos, recitando fechas y nombres de batallas. Él también dejó deberes - dos capítulos para leer del texto asignado. Sirius rodó los ojos ante esto y murmuró a James:
— ¿Seguramente ya todos terminaron "Una Historia de la Magia"? Es cosa de niños. —James asintió, bostezando. Remus se sintió nauseabundo. No había abierto uno solo de los libros de su baúl aún, excepto para arrancar la primera página de "Pociones Nivel Uno" para pegar su goma de mascar.
De hecho estaba animado por Pociones, esperando al menos ver algo explotar, como en química.
Pero resultó involucrar leer mucho también, y peor aún, tenían que compartir clase con los de primer año de Slytherin. El Profesor que dirigía la clase de Pociones era irritablemente alegre y se tomó casi media hora solo para leer la lista.
—Black, Sirius... ajá, ¡ahí estás! Bastante sorprendido en la selección hijo mío, ¡bastante sorprendido! ¡He tenido a todos los Blacks en mi casa desde que empecé a enseñar! No te lo debes tomar personal, joven Sirius, ¡Pero tendré que esperar grandes cosas!
Sirius se veía como si quisiera que se lo tragara la tierra. Slughorn continuó llamando nombres.
—Un Potter y un Pettigrew, ¿eh? Bueno, bueno, junto con el Sr. Black aquí esta clase tiene bastante linaje, ¿eh? Déjame ver... ¡Lupin! Conocí a tu padre; no era uno de los míos, pero un maldito buen duelista. Un asunto desagradable...
Remus parpadeó. Se preguntó si Slughorn sabía que era un hombre lobo.
Toda la clase lo estaba mirando - a estar alturas sabían que había sido criado en un hogar para niños, y que su padre era mágico (Remus sospechaba que Peter les había contado), pero nadie se había atrevido a preguntarle mucho más. Parecía haber otro rumor corriendo por ahí de que era violento y posiblemente parte de una pandilla. Estaba seguro de que James y Sirius lo alentaban, también, aunque se dio cuenta de que no le importaba mucho.
Afortunadamente, Slughorn quería que empezaran con el trabajo práctico lo antes posible.
— ¡Lo mejor es adentrarse en esto! —Sonrió — Ahora, si todos trabajamos de a cuatro por caldero, pueden tomar turnos para seguir estos pasos...