Día 4 Matrimonio

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La vida de matrimonio no era lo que Levi Ackerman esperaba, tal vez porque tampoco había tenido experiencia viendo uno, su madre siempre había estado sola, desconocía todo sobre su padre, su tio Kenny nunca se había casado... Por eso nunca le había dado mucha importancia al matrimonio, da igual si tenía pocas expectativas o muchas, nunca se imaginó que estar casado fuese tan maravilloso y más si la persona que estaba a su lado era Petra Ral.

Se conocieron en la fiesta de cumpleaños de una amiga en común, aunque él no fuese de ir a ese tipo de eventos sociales, en aquella ocasión y por la insistencia de su amiga acudió, al igual que Petra que acudía a la misma fiesta con la intención de pasar una noche agradable, ella al contrario que él era más popular, más divertida y una chica muy alegre y que caía bien enseguida además de gustarle bailar con sus amigas, aquel día no se sentía con fuerzas para ser aquella Petra extrovertida y social, estaba cansada y aunque se divirtió con sus amigas acabó sentada junto a Levi que tomaba algo tranquilo en la cocina, ella decidió entablar conversación con él, le llamó la atención puesto que estaba retirado de todo el mundo y no entendía porque, pero ya que estaban en una fiesta intentó acercarse a él para al menos integrarlo o hacer que no se sintiera desplazado, si es que se sentía realmente así, hizo un comentario sobre su amiga quien se encontraba pasada de unas copas demás, él le respondió con una respuesta breve y poco a poco fue sacándole conversación hasta acabar charlando en la azotea alejados de todos, Levi que normalmente habría rechazado cualquier contacto humano, o que se habría negado simplemente hablar con alguien nuevo, porque sentía que no era lo suyo, él siempre estaba en aquella especia de burbuja donde se evadía, todo por pensar que si hacía eso de seguro la gente disfrutaría más de la fiesta, sentía que no aportaría nada útil o de interés y que era mejor observador, pero aquella joven logró transmitirle una buena sensación y de alguna manera se sintió cómodo con su compañía, aquella noche hablaron de música , de gustos, de sus sueños e incluso Levi llegó a decir cosas que nunca le había contado a nadie, todo porque realmente estaba cómodo a su lado, cosa muy inusual, le costaba conectar con la gente, aquella noche se intercambiaron los teléfonos y con el tiempo fueron quedando como amigos, un día después de una tarde juntos él se atrevió y la besó y bueno, como se suele decir, el resto es historia.

Llevaban apenas dos años casados, aún sin hijos, vivían en un cómodo apartamento de alquiler, pues sentían que por ahora con aquello les bastaba, apenas discutían, era algo que simplemente no les gustaba y aunque hubiera roces y malentendidos enseguida se arreglaban, él sabía tranquilizarla cuando se agobiaba con el trabajo y le podían los nervios, ayudaba en casa siempre y ponía de su parte siempre para hacerla sentir mejor, ella entendía perfectamente lo frío y grosero que era a veces su marido, aunque realmente no fuera su intención, y ella aprendió a leerlo aunque Levi  no fuera de decir lo que sentía ella, Petra sabía cuándo estaba molesto, triste o preocupado, al igual que con una mirada podía ver lo mucho que la amaba pese a que no fuera de decírselo a diario.

Actualmente se veían muy poco debido al trabajo de ambos, ella como oficinista en un hospital y él como policía, estaban estancados en una rutina donde apenas podían hacer vida juntos y eso los estaban consumiendo, sabían que no duraría mucho, que era algo temporal, por lo que lo intentaban llevar de la mejor manera e intentar que su relación no se viera muy afectada,  ahora Petra estaba de turno nocturno por un incidente en su planta y tenía que quedarse, por otro lado Levi se vio obligado por algunas bajas a hacer horas extras por lo que cuando Petra  llegaba a casa el moreno ya estaba trabajando realizando su turno en la mañana hasta la tarde prácticamente cuando ella estaba a punto de irse, Petra le dejaba Post-it en la nevera o en el espejo del baño con algún mensaje ñoño o romántico, porque así era ella, una persona cariñosa y afectiva, eran detalles tontos que le hacían ilusión hacer, saber que lo vería su esposo cuando se fuese a asear al llegar a casa, seguramente después de un día duro en su trabajo. Levi no se quedaba atrás, algunas veces cuando podía intentaba llevarla en coche hasta el trabajo además de prepararle comida para su turno, aunque se le diera terriblemente mal la cocina hacía su mejor intento, le preocupaba que su mujer no comiera lo necesario pues el estrés le impedía comer, a veces coincidían al medio día y él se ocupaba de recoger la cocina y de todo lo necesario para que ella no llegase lo suficientemente tarde a su turno, incluso le hacía algún termo con café, para que pudiera aguantar el tiempo necesario en la noche y que estuviera alejada del café de mierda de las máquinas del hospital. Nunca se había visto en la tesitura de tener que asumir nuevos retos, como el cocinar, pero si lo debía de hacer por ella lo haría.

Manual de una perdida | RivetraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora