Amada amante \\ Adrienette ♡

Una fiesta

-Ya llegamos, chicos- exclamaron Alya y su novio. Tras ellos venían todos los compañeros de clase de Marinette excepto Lila, Chloé y Sabrina.

-Gracias a todos por venir- Marinette se acerca para saludarles. Aquella tarde era su cumpleaños y todos estaban invitados en casa de Luka.

-Espero que te guste la fiesta, Marinette- su novio el rockero de ojos celestes, mientras tomaba su guitarra, mirando nervioso detrás de la azabache, pero ella no se dió cuenta.

-Gracias a tí y a mi familia, estoy feliz de estar con ustedes- sonrió la menor mientras miraba a sus amigos.

(...)

Adrien estaba muy preocupado. Llevaba buscando el brazalete que le había regalado Marinette hace tanto tiempo, y por culpa de su horario con tantas obligaciones, no había podido buscarlo en medio de tantas maletas en su habitación.

-Ya es hora- se dijo- le dejaré un mensaje a Nino- se sentó en la cama y escribió al celular: "Llego en 20 minutos, se me ha perdido algo importante, me saludas a Marinette y a todos, por favor Nino"-

Mandó el mensaje y siguió buscando el amuleto, hasta que se dió cuenta de algo debajo de su almohada, al sacarla lo encontró junto a una foto de sus compañeros de escuela. Se lo colocó en la muñeca y lo anudó con cuidado.

-Me voy a la fiesta de Marinette- exclamó el rubio, saliendo de su casa- Papá, no me esperes temprano-

Tomó el metro y salió rumbo a la calle en dirección al Sena, justo en el barco "Libertad", debajo del puente.

-Hola amigos- el rubio llegó al barco anclado en la orilla. Estaba nervioso de ver de nuevo a su Marinette... ¿Estaría más hermosa?¿Y aún pensaba algo en él...? ¿Tal vez?

-"Basta, Adrien"- pensó, -ella es feliz con Luka- en el instante en que pensaba ésto, vió a la azabache saliendo con un lindo vestido. Estaba tan bella que el Agreste se quedó mirándola un buen rato. Su sonrisa despareció al ver al Couffaine tomándola de la cintura y ella mirándole con ternura.

-Me alegra haber vuelto luego de tantos años, los extrañé mucho. Todos los días en Londres, pensaba en París y en mi familia y amigos- Marinette los mira a todos y sus ojos se cruzan con los verdes del Agreste.

-Yo... me siento un poco indispuesta, permiso ya vuelvo- dijo la azabache, soltando a su novio.

-¿Qué pasa, amiga?- preguntó Alya acercándose, preocupada.

-Nada, algo pequeño- siguió ella-Disfruten de la fiesta, volveré al rato- giró y se fue en dirección a la cubierta del barco.

(...)

-Marinette, ¿Qué sucede?-

Ella miró al chico de cabello turquesa con lágrimas en los ojos. Pero él no se dió cuenta.

-No me pasa nada, Luka-

-¿Segura?-

-Sí, tal vez un poco de mareo por el viento- finge reir- Londres es bastante húmeda y llegar aquí es un cambio bastante variable de clima. Por favor Luka, anda a fijarte si mamá requiere ayuda-

-Como quieras- dijo y se fue.

La azabache limpió sus lágrimas y sacó el amuleto de su bolso. Se lo puso en la muñeca y sonrió.

-Adrien... ¿Porqué sigues tan cerca a mí? ¿Acaso te gusto?-

-Acertaste, princesa-

La Dupain volteó sorprendida al ver al guapo hijo de Gabriel Agreste, estaba tan cerca a ella a sólo pocos centímetros que las mejillas de la diseñadora se tiñieron de rojo.

-Adrien... yo... hola! Viste...- tartamudeó.

-Aún sigues tartamuedeando, suenas adorable- sonrió el rubio, mirando su amuleto.

-Claro que no... es que... Hoy es navida! Digo mi cumpleaños- la menor rió ante el rostro del chico que tanto amaba.

-Marinette, sé que ese día malpensaste muchas cosas, pero no soy ese tipo de persona. Papá había hablado con Kagami para alejarte y yo no lo sabía, hasta que viajé a Japón. Pero felizmente ella lo entendió y decidimos fingir una relación.-

La azabache interrumpió.

-Nunca me llamaste ni escribiste al celular... yo te había quitado de mi vida... yo-

-Dejé miles de cartas en tu antigua casa- suspiró el rubio, pero creo que nunca llegaron a ti-

La azabache lo miró sorprendida.

-No sabia eso, y no te quise contestar al celular, para evitar sentir más dolor. - tomó su bolso- mañana iré a la panadería en mi casa anterior-

-Marinette-

-¿Qué pasa, Adrien?- los ojos de ambos se cruzan entre sí.

-Tengo que decirte algo-