The Bakery | Nanami Kento (Jujutsu Kaisen)

𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟶𝟹

THE BAKERY
c a p í t u l o  0 3
Bizcocho de microondas

JUEVES POR LA NOCHE

Nanami frunció las cejas y revolvió con más fuerza contra el bowl.

Durante el día no pareció muy contento con solo ayudarme en la caja registradora, así que insistió en que aprendería hacer cualquier cosa que aligerara mi carga.

Sin embargo, parecía muy molesto en ese momento. Si me atreviera, diría que estaba desquitando toda su frustración en la masa de galleta que estábamos preparando.

—Si sigues así te lastimarás la mano —le advertí.

          Él me ignoró y continuó con la labor. Fruncí el ceño, no muy complacida con su actitud.

          —Oi —le llamé la atención, pero el no me miró.

          Bufé y hurgué en el fondo de mi bolsillo para sacar mi celular.

          Mamá se reirá mucho de esta foto.

El sonido de la cámara tomando una foto hizo que Nanami se detuviera de inmediato y me mirara con rostro de pocos amigos.

          —Borra eso, por favor —pidió.

          Yo negué y guardé mi celular. Él suspiró y movió el cuello algo frustrado.

          —Lo haré más suave...

—Más lento —le dije.

          Di un pequeño salto y pensé lo que acababa de decir.

          —D-digo...

          Cualquiera que nos escuchara desde afuera pensaría que estábamos haciendo cualquier cosa menos hornear unas galletas.

          Debía escoger mejor mis palabras.

          —Sí...

—¿Así? —preguntó y me mostró, haciendo movimientos con su muñeca con mas tranquilidad—. ¿Esta bien así?

Tragué saliva.

—S-sí... —contesté.

          Me di media vuelta y me golpeé las mejillas. ¡Por Dios, que pervertida!

—¿A qué hora cierras normalmente? —preguntó y me giré hacia él otra vez.

          —A las siete —respondí—. Pero a veces cierro más temprano.

          —Y abres a las siete de la mañana...

          Asentí.

          —Son doce horas de trabajo, ¿estás bien? —preguntó.

          Me encogí de hombros y volví a amasar la masa de pan que tenía frente a mí.

—Bueno, no suelo dormir mucho... —respondí—. Debo despertar a las cinco de la mañana para poder hacer el pan. Aveces me levanto antes para poder tener listas cosas como las tartas de mora de hoy... —expliqué e hice presión contra la masa—. Con la universidad hay días en los que no duermo... —me reí—. Dirás que es más fácil comprar el pan a empresas mas grandes, ¿no?