Cap 07

130 8 3
                                    

. Lo que te unió a mi .

De: Priss

Capítulo VII: La tristeza de un shaman.

===========================================================

Anna lo miraba profunda y tristemente... a Yoh.

Quería que él sencillamente no se negara más en su partida, más esto posible no era.

Y por una fracción de segundo, tan sólo por un instante, Yoh cruzó la mirada con la de la sacerdotisa... lo que vio lo dejó helado. Era cierto, todo era cierto; Hao no la obligó a nada, ella si era su mujer, y esto último era una unión mucho más fuerte que una simple promesa de matrimonio, promesa en la que ni siquiera habían participado ellos dos.

Por tanto el supuesto compromiso que tenían, ese que supuestamente los unía, quedaba automáticamente disuelto.

Lo que más le dolía a Yoh, era que muy por encima de todo aquello, ella lo amaba, Anna amaba a Hao.

~ Gomen ne, Yoh-kun !.

Entonces, ahí, todo acabó.

El joven shaman se dejó caer sobre sus rodillas; se sentía inevitablemente derrotado en una pelea que jamás se llevó a cabo, una lucha cuyo gran premio era el amor de la itako; un amor que por más que intentase obtener nunca sería suyo.

El vencedor, Hao; un joven con no muy buenas intenciones y deseos para el futuro del mundo. Él, él era el dueño del corazón de la chica en cuestión; el "cómo" hizo para lograrlo era algo que el menor de los Asakura quería, pero no podía, entender.

Finalmente, Hao invocó a su espíritu de fuego para abandonar la casa de los Asakura, llevándose a Anna con él y, por ende, dejando a un triste y desconsolado Yoh con el corazón hecho trizas.

¿Y cómo no iba a estar destrozado?, si fue testigo de las tantas pruebas sobre el amor de la itako hacia el shaman. ¿Cómo iba a sobrevivir a esto?.

Ni siquiera fue capaz de verlos alejarse, no, no podía ver como se llevaban a su única razón de existir. Era más que obvio, lo había comprendido, vino por ella para llevársela y así tenerla por siempre, mientras que él se encontraría sólo.

Así que... sentir a sus respectivas presencias alejarse... era más que suficiente.

[][][][][][][][][][][][][][][][][][][][][][]

.

.

Las horas habían pasado; muchas en realidad.

Y para él, Yoh Asakura, sencillamente el tiempo se había detenido sin ella, sin Anna, no le importaba el presente... y no tenía futuro.

Desconsolado, se encerró y refugió en la habitación de su linda itako, quería sentirla de alguna u otra forma.

El aroma de la joven aun permanecía impregnado por todo el lugar, hundiéndolo en tontas e inútiles fantasías sobre la joven. Al menos no se sentía tan lejos de ella al permanecer en su alcoba; todas sus pertenencias estaban allí... ¿pero de qué le servían si lo más importante, ella, se había ido con su maldito hermano?.

Lo peor era imaginar, sospechar la infinidad de veces en que Hao debió invadir y compartir ese recinto con la chica... no podía evitar el formarse tortuosas imágenes en la mente.

Todo estaba claro, ellos dos se habían visto por largo tiempo en ese lugar, casi en sus narices, y él tan despistado ni cuenta se dio. ¿Cómo pudo ser tan ciego y estúpido?.

Lo que te unió a miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora