Capitulo 52: La suerte no está con nosotros.

5 1 0
                                    

—bueno llegamos de vuelta aquí, es muy bonito.—reconoció Steph.
—según me contaron algunos de estos edificios son de 1800, bueno pasé más tiempo aquí que en mi estado de origen —
—¿Y porqué se vinieron para acá?—
—fíjate que ni se güerita preciosa, pero también es bonito, ¿No llegamos muy tarde?—
—no creo, seguro llegarán más tarde de dos horas entonces llegamos bien.—
—uy es la costumbre, es que nos tienen fama de impuntuales.—
—pues tu no eres impuntual.—declaró Steph sonriendo.
—mira esta estatua es de Juan del Jarro.—
—wow, ya aprendí mucho de aquí, pero ya me cansé.—
—vamos a sentarnos güerita, quién diría que al final todo salió bien.—
—y si, sentía que mi corazón se iba a salir y aún estoy como en shock, wow mira las burbujas.—
—¿Te compro unas?—
—si por favor.—respondió emocionada.
Después se pusieron a jugar con las burbujas y parecían niños pequeños, aunque no les molestaba en lo absoluto.
—espera ahí quédate, te voy a tomar una foto del recuerdo güerita.—
—está bien.—
—listo, ahora yo me cansé, te toca cargarme.—
—soy más alta que tu entonces tal vez si pueda.—
—en fin, quiero un helado, vamos por un helado.—
—uy si un helado, vamos.—
Pasó como medía hora y se comenzaron a preocupar ciertamente.
—bueno siempre se tardan pero medía hora es mucho ¿No?—
—cuando fuimos ¿Para dónde se fueron?—
—creo que por allá.—
—pues vamos por allá.—
Tras caminar un ratito lograron hallarlos, para el alivio de todos.
—¿Y cómo les fue?—cuestionó Freddie.
—no tan mal como imaginaba Vati así que bien.—respondió Steph.
—¿Hasta dónde se fueron?—preguntó Mateo.
—pues llegamos hasta unos militares, también vimos una iglesia muy bonita.—respondió John.
—y la caja del agua, y nos perdimos por unas calles por ahí pero creo que nada más.—
—si se fueron bastante lejos, en fin ya es muy tarde y aquí espantan así que deberíamos irnos.—sugirió Mateo con cierto nerviosismo.
—¿Salen fantasmas o algo parecido?—preguntó John con algo de temor.
—no, o bueno dicen pero en otro lugar, es que me refiero que  si está medio tétrico de noche.—
—oh, bueno yo opino que está bien.—
Aunque seguían sorprendiéndose por cualquier cosa, acción que le causaba cierta gracia a Mateo.
—wow lo que es no salir casi nunca de casa.—le dijo John a Freddie riendo una vez llegaron al hotel.
—tienes mucha razón, mira lo que te compré.—
—ay que linda pulserita, procedo a usarla para siempre.—
—te pusiste todo rojito mi amor, en fin, caminamos mucho ¿Verdad?—
—y si aunque...en realidad no estoy muy cansado.—dijo con un tono entre pícaro y de broma.
—uy, yo tampoco estoy muy cansado.—respondió mientras lo abrazaba de la cintura.

—hay muchos museos aquí en el centro.—les contó Mateo.
—siempre me han dado miedo los museos y no se por que.—dijo John.
—a mi me dan miedo las bibliotecas pero porque la señora bibliotecaria siempre me regañaba.—afirmó Steph.
—suele pasar, aprovechemos que es domingo y entramos gratis.—
—wow hay más gente que ayer.—exclamó Freddie.
—uy si, en fin vamos.—

Sin embargo al día siguiente tenían que volver a Londres.
—ay es mucho tiempo de vuelo y esto es incómodo.—
—y si mi amor, igual que el otros día, recárgate en mi.—
—está bien pero primero me tomo la pastilla.—
—y te va a dar sueño.—
—así es pero no importa.—
Y varias horas después llegaron de vuelta a su casa, se despidieron de Steph y Mateo y fueron a dormir.

Febrero 1993.
—ay no me quiero levantar.—reclamó con un puchero.
—tienes que mi amor.—
—pero me quiero quedar aquí.—
—no puedes quedarte aquí todo el día mi amor.—
—si puedo y eso haré.—respondió algo nervioso.
—¿Qué tienes mi amor? Algo te pasa.—
—no me pasa nada.—afirmó mientras cruzaba los brazos e inflaba las mejillas.
—entonces ven a desayunar mi amor.—
—mejor aquí quédate conmigo y nos quedamos a dormir todo el día.—
Sin embargo Freddie notó preocupación en los ojos del otro y decidió que descubriría que le sucedía.
—bueno entonces deja voy por una fruta o algo así.—le dijo mientras se levantaba para disponerse a salir.
—espera, no me dejes solo por favor.—suplicó mientras lograba tomar su brazo y lo abrazaba.
—uy estás temblando, está bien, me quedo contigo.—
Se quedaron un ratito sin hablar, solo se veían y a la habitación.
—me siento mal.—confesó susurrando de repente.
—ya habíamos hablado de eso mi amor...—
—no, no estoy triste, me siento mal de veras.—respondió con un puchero apunto de estallar en llanto.
—hubieras dicho eso antes, vamos al doctor.—
—es que, no se, no tengo motivación.—
—¿Recuerdas lo que me dijiste cuando nos enteramos? Me dijiste que harías lo posible por ver a Steph en su graduación.—
—si lo recuerdo, creo que soy tonto por no ver otra motivación.—
—¿Cuál mi amor?—
—pasar lo más que pueda a tu lado.—

Pd: Se acerca el final de la historia :(

La luz de tus ojos ~Deacury~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora