Prólogo.

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-Narra Álvaro-

Yo había sido el único que había opuesto algo de resistencia cuando tocó volver de Londres. Mi vida allí se había vuelto tan genial que no me habría importado quedarme para siempre. Blas me había ayudado desde el momento en el que pisó Londres. No me forzó, no trató de hacer que estuviera bien de golpe. Fue paciente conmigo y me demostró que si estaba ahí era porque realmente quería estarlo. Habíamos retomado nuestra relación, o algo así, y todo parecía ir mejor que nunca, aunque en el fondo, yo no era capaz de confiar completamente en él. Aún era demasiado pronto para superar todo el pasado, pero estaba dispuesto a intentarlo.

Al día siguiente de llegar a España, Blas y yo fuimos a mi casa, a ver a mi madre y mi hermana. Llevaba un par de meses sin verlas -desde que ellas habían venido a hacernos una visita a Londres, que finalmente se redujo a las dos mujeres recriminándoles la poca organización del piso y lo mal que comíamo, además de quejarse por mis bajas notas; por primera vez, yo no había aprobado todas las asignaturas, pero conseguí recuperar las dos que había suspendido-.

En el momento en el que ambos entramos en mi casa supe que había algo que no andaba bien. Había un hombre vestido con traje de chaqueta en uno de los sofás, hablando con mi hermana, y mi madre apareció por la puerta de la cocina con un termo de lo que parecía ser café. Al fijarme más en ellas, noté que ambas tenían ojeras y la felicidad que siempre desprendían había desaparecido.

Mi madre notó nuestra presencia allí y forzó una sonrisa.

-Álvaro, cariño, qué bien que ya estés de vuelta -Dijo acercándose y envolviéndome en un abrazo, antes de repetir la acción con Blas- Hola, chiqui. Qué guapos estáis.

-Mamá, ¿qué está pasando? -Pregunté.

-No es nada, cielo -Suspiró cansada.

-Mamá -Intervino mi hermana- Deberías decírselo, esto también lo incumbe a él.

Mi madre lanzó otro suspiro y se pasó las manos por la cara en un gesto de frustración.

-Venid, chicos, sentaos -Pidió mi madre.

Blas y yo nos sentamos en el mismo sofá que Estefanía y mi madre se sentó junto al hombre antes de hablar:

-Chicos, él es Alberto, nuestro abogado.

-¿Para qué necesitamos un abogado? -Pregunté, alzando una ceja.

-Tu padre os ha denunciado -Respondió Alberto, adelantándose a mi madre.

-¿Qué? -Exclamé, y Blas agarró mi mano entre las suyas, en silencio.

-Él ha puesto una demanda contra tu madre alegando que ella no le permite ver a sus hijos.

-Pero somos mayores de edad, los dos -Protesté- Y si no lo vemos es por decisión propia. ¿Puede hacer eso, en serio?

-Lamentabemente, sí -Explicó el hombre- A pesar de que ambos sois mayores de edad, los dos estáis estudiando, no tenéis ingresos y paséis o no vuestro tiempo aquí, esta sigue siendo vuestra casa, donde estáis empadronados, y seguís bajo la custodia de vuestra madre -Añadió.

-¿Y qué es lo que quiere ganar haciendo esto? -Bufé.

-Nuestra custodia -Dijo Estefanía.

-Pero él está arruinado, no podría "cuidar de nosotros" -Dije haciendo las comillas con mis dedos- por mucha custodia que tuviese.

-Se lo he explicado a Alberto -Dijo mi madre- y es una de las cosas que tenemos a favor.

-El problema -Añadió Alberto- Es que en el caso de que él tuviese vuestra custodia, vuestra madre se vería obligada a pasarle mensualmente una pensión, y muy probablemente, esa sea la única razón por la que él quiere pelear por tener la custodia.

-¿Y si ambos cambiamos el lugar en el que estamos empadronados, como si nos hubiésemos mudado? -Expuse.

-Una vez que hay una demanda ya hecha no se puede hacer algo así, porque podría considerarse como estafa al juzgado y entonces ese bastardo se haría con la custodia irremediablemente. No os voy a mentir diciendo que esto no es un tema del que preocuparse, porque sí que lo es. Tenemos muchas cosas a favor, como vuestro testimonio, que es muy importante ya que ambos sois mayores de edad, el hecho de que él nunca le ha pagado a vuestra madre la tasa impuesta por tener la custodia, el asunto de que está arruinado, y algunas otras cosas más -Dijo Alberto- Sin embargo, estoy seguro de que si él ha decidido poner esa demanda, es porque tiene cosas que nosotros no sabemos, y aunque no tenga la razón, si ha encontrado un buen abogado podría llegar a convencer al juez.

Suspiré y pasé la mano por mi pelo. Esto no podía estar pasando, no ahora que todo parecía ir bien.

Me levanté y agarré la mano de Blas, haciendo que se levantase conmigo.

-Me voy. Necesito pensar en todo esto. Vendré a veros mañana -Dije, antes de salir de mi casa con Blas siguiéndome de cerca.

No hablamos mucho en el trayecto hacia su casa y, a pesar de que ni siquiera era la hora de comer, yo solamente tenía ganas de desaparecer. Blas les había contado al resto por whatsapp lo que pasaba para justificar que no fuésemos a quedar con ellos esa tarde. Tenía muchas ganas de volver a ver a Dani, pero eso podría esperar hasta el día siguiente.

Me senté en la cama en la habitación de Blas -que ahora podría decirse que era de ambos- y enterré la cara entre mi manos.

-¿Por qué cuando parece que todo va bien, llega algo que lo jode? -Pregunté en voz alta.

-Porque la vida no es fácil, cariño -Murmuró Blas, sentándose a mi lado y pasando el brazo por mis hombros.

-¿Y si esto no sale bien? ¿Y si nada sale bien? ¿Y si tú y yo no salimos bien? -Susurré.

-Todo eso depende tan solo de ti, Álv. ¿Estás dispuesto a luchar por tu vida? ¿Por nosotros? ¿Por ser feliz?

-¿Sabes? Sigo pensando que tú y yo somos eternos, y si hemos podido con todo hasta ahora, podemos luchar contra todo y contra todos, solamente si me prometes que estarás conmigo".

-No voy a irme a ninguna parte -Aseguró Blas.

Lo miré y sonreí antes de besarlo. Cuando nos separamos, saqué del bolsillo trasero de mi pantalón la carta que Alberto me había dado antes de salir de mi casa, que contenía tanto una copia de la demanda como la citación del juzgado, aún sin fecha. Dejé el sobre encima de la mesilla de noche y me dispuse a pasar un buen día con el chico que me tenía completamente loco.

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Sois INCREÍBLES. Gracias por todo el apoyo que nos habéis dado con la primera temporada de la fic. Al principio nos daba miedo subirla porque la mayoría de las auryners son tipo NO SON GAYS SE VAN A CASAR CONMIGO !!!1!1!1!!111! Y bueno, temíamos por nuestra vida xd Pero ver todas las leídas que ha tenido, todos los votos, la gente que nos ha escrito por aquí o por twitter cosas buenas de la fic... Ha sido algo que no esperábamos para nada.

Así que el otro día decidimos que queríamos acabar la primera parte, pero no os íbamos a dejar así, porque las dos estamos super emocionadas escribiendo esta fic porque también fangirleamos con ella vale JAJAJAJAJA.

Y bueno nada, que mil gracias, en serio, y espero veros por aquí a todos los que estábais en TSOYS.

Much love xx.

Atte: Reyes.

The secret of your eyes |blávaro| (Secuela de TSOYS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora