Capítulo 1.

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-Narra Blas-

Menudo recibimiento nos daba Madrid. El tiempo en Londres había sido como un sueño, como aislarse de la realidad, pero la vuelta a ésta fue realmente dura.

Notaba a Álvaro preocupado, aunque él siempre intentaba disimularlo, pero a mí no conseguía engañarme. Cada día llamaba a su madre para preguntar si había recibido la citación al juzgado, y cada día recibía una respuesta negativa.

Solíamos ir los fines de semana a visitarla, su hermana tenía mucho trabajo y vivía lejos, así que se podría decir que éramos su apoyo más cercano.

Me encantaba estar con la madre de Álvaro, me recordaba mucho a mi madre, y la echaba de menos, así que se me ocurrió una idea para desconectar un poco de aquellos primeros meses de vuelta en Madrid.

-Álv, cariño. -Dije mientras volvíamos a casa después de comer con su madre. -¿Tu madre ha estado alguna vez en Murcia?

-No, creo que no. ¿Por qué?

-Bueno, aquí todo va muy lento y seguro que aquello le gusta. Podemos ir los tres.

-¿Estás seguro? Creo que te costará convencer a mi madre. -Álvaro sonrió y sacudió la cabeza. -Es muy cabezota.

-Pero a mí me quiere, seguro que acepta. -Reí.

-Te quiere solo porque me haces feliz. -Álvaro me sacó la lengua.

Me acerqué a él y le besé, atrapando su lengua con mis dientes, sin apretar para no hacerle daño.

-¿Cómo de feliz? -Susurré en sus labios.

-Inmensamente feliz.

-Te quiero. -Murmuré antes de introducir mi lengua en su boca.

Cuando llegamos a casa nos tumbamos a ver una película, pero Álvaro se quedó dormido en el sofá. Su teléfono sonó, y no sabía muy bien si debía responder.

Intenté despertarle, pero viendo que hacía caso omiso a mis llamadas eché un vistazo.

Número privado.

-¿Sí? -Dije al descolgar.

-¿Álvaro García-Gango? -Sonaba como un hombre joven.

-Eh, no, soy su... Su novio.

-Oh, está bien. ¿Puedes darle un recado? Su amigo Jake me pasó su número, soy director, me dijo que Álvaro era buen actor.

Al escuchar aquello sonreí pensando en la ilusión que le haría a Álvaro aquella llamada.

-¡Por supuesto! -Respondí.

-Estupendo, mi nombre es Raúl Roldán, dile que Jake tiene la dirección de mi oficina, le espero allí el miércoles.

-Anotado. Muchas gracias.

Colgamos prácticamente a la vez y corrí a echarme encima de Álvaro en el sofá.

-Bebé... -Susurré en su oído. -Despierta...

Álvaro gruñía intentando moverse, pero yo estaba completamente tumbado encima de él, así que le resultaba imposible.

-Venga... -Comencé a besar su mejilla de forma seguida, hasta llegar a su oreja y morderla.

Álvaro sonrió al notar mis dientes en su piel.

-¿Estás juguetón o qué? -Dijo Álvaro pellizcando mi trasero mientras abría los ojos.

-También... -Lamí sus labios. -Pero no te despierto por eso, venga, tenemos que hablar.

Me senté a su lado y le conté todo sobre la llamada. Sus ojos se abrían a medida que yo hablaba, y aún no había terminado cuando ya estaba agarrando su teléfono y llamando a Jake.

Estuvieron hablando un rato mientras yo me metí en la cocina a preparar algo de cenar. No podía dejar de sonreír mientras escuchaba a Álvaro, su voz transmitía felicidad e ilusión, justo lo que él necesitaba recuperar.

-Deberías llamar a tu madre. -Dije volviendo con un par de sándwiches calientes al salón. -Seguro que le hará mucha ilusión.

-Prefiero esperar, si finalmente no consigo nada con ese director se desilusionará.

Nos sentamos frente al televisor y comimos despacio, dedicándonos miradas cómplices y sonrisas sinceras. Ver a Álvaro así me hacía realmente feliz.

Nos metimos juntos en la cama y me abracé a Álvaro, como solía hacer. Él besó mi cabeza y acarició mi espalda despacio.

-¿Recuerdas la primera vez que dormimos juntos, aquí?

-Como si fuera ayer... -Sonreí melancólico. -Creo que aún no me creo que volvamos a estar aquí, que volvamos a ser tú y yo.

-Yo tampoco termino de creerlo...

El tono de su voz me preocupó.

-Bebé... -Me incorporé un poco para poder mirarle a la cara. -Siento todo lo que ha pasado, y te juro que pase lo que pase no me moveré de tu lado.

Cogí su mano y la acaricié suavemente, mientras él pasaba la suya por mi pecho desnudo.

-Eso espero.

-Te amo. -Entrelacé nuestras manos y le besé, lento, disfrutando su sabor.

Me subió encima de él, recorriendo mi espalda con sus manos y besándome con delicadeza, como si me fuera a romper.

Pasé mi lengua por su cuello, haciendo que su piel se erizase. Pocos minutos después sentía su erección clavándose en mí.

Hicimos el amor de forma pausada, como si fuera la primera vez que nos teníamos, como si nos estuviéramos descubriendo de nuevo.

Caímos rendidos el uno junto al otro, regalándonos caricias hasta quedarnos completamente dormidos.

The secret of your eyes |blávaro| (Secuela de TSOYS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora