Salí de los juzgados con unas ganas de llorar enormes. Quería llorar de impotencia, de ver cómo Álvaro, junto con su madre y su hermana, se desvanecían sin poder hacer nada ante aquella estúpida sentencia.
Y lo peor de todo es que solo nos quedaba una semana que pasar juntos antes de que se fuera.
Cuando llegamos a casa se metió en el baño casi sin abrir la boca. Yo fui a la cocina y preparé algo de cenar para los dos.
Álvaro volvió al salón con una toalla envuelta alrededor de la cintura, el pelo completamente mojado y los ojos rojos e hinchados. Aún así, me parecía la cosa más bella que mis ojos podían contemplar.
Me levanté del sofá y señalé la mesa con comida.
-¿Tienes hambre? -Pregunté con un hilo de voz.
-Algo. -Agarró uno de los sándwiches y dio un pequeño mordisco.
Metí la mano entre su pelo y lo revolví un poco, intentando peinarlo. Álvaro tenía sus ojos clavados en mí mientras tragaba.
-Te amo. -Me dijo sin dejar de mirarme. -No quiero irme. No me voy a ir. No voy a separarme de ti.
-Álvaro... -Bajé mi mano por su espalda hasta llegar a su cintura, pegándole a mí. -No puedes. Tienes que irte.
Puso sus manos alrededor de mi cuello.
-¿No me has oído? Te amo.
-Yo también te amo, Álvaro. -Acariciaba su espalda desnuda intentando calmarle. -Pero...
Antes de que pudiera terminar la frase su lengua estaba dentro de mi boca. Nos abrazamos de tal forma que no había ni un solo hueco entre su cuerpo y el mío.
Hundí mi cabeza en su hombro, aspirando su aroma, sintiendo su piel contra la mía, disfrutándole porque sabía que no me quedaban muchos momentos así con él.
La semana demasiado rápido. El domingo por la tarde el padre de Álvaro tocó al portero de mi casa, y muy a nuestro pesar, abrimos.
Ayudé a Álvaro a bajar las maletas mientras los dos aguantábamos las ganas de llorar. No le daríamos a su padre el gusto de vernos hundidos.
Cuando salimos lo vimos apoyado en su flamante coche, con unas gafas de sol, como si se fuera a unas vacaciones normales con su querido hijo. Solo que esta situación era todo lo contrario.
-Hola. -Dijo al vernos. -Venga, no me miréis así. No estoy matando a nadie.
En ese momento una de las puertas traseras del coche se abrió, saliendo de ella una chica no muy alta, castaña, con unos impresionantes ojos verdes, vestida con un top demasiado rosa y unos pantalones demasiado cortos. Álvaro la miró de arriba a abajo antes de girarse de nuevo a su padre y hacia mí.
-Esta es Débora, es algo así como tu prima. -Le dijo su padre a Álvaro. -Débora, este es Álvaro.
La chica se acercó a Álvaro y le dio dos sonoros besos.
Sin decir nada, Álvaro me empujó dentro del portal, cerrando la puerta delante de su padre, al que le hizo un gesto con la mano.
-¿Qué te pasa? -Pregunté temiendo la respuesta.
-¿No ves lo que pretende?
-Lo veo... -Acaricié su cara. -Pero ya lo hemos hablado, podemos con todo, con cualquier cosa. Estamos juntos, en esto y en todo...
Agaché la cabeza temiendo que su respuesta no fuera la misma.
-Claro, claro que sí bebé. ¿Confias en mí? -Preguntó buscando mi mirada.
-Con los ojos cerrados, Álv... -Limpié mis ojos que comenzaban a llenarse de lágrimas.
-Te voy a echar tanto de menos...
-Hablaremos todos los días, ¿vale?
-Todos, todos. -Álvaro sonrió y me besó dulcemente, introduciendo su lengua en mi boca por última vez.
-Te amo. -Susurré en sus labios.
Escuchamos unos golpes en la puerta, el padre de Álvaro se impacientaba. Salimos de nuevo, subimos las maletas al coche y se marchó.
Cuando volví a entrar sentía que la casa se me caía encima, no podría soportar estar mucho tiempo allí solo sin Álvaro.
Agarré mi teléfono y marqué. Cuando escuché que alguien descolgaba comenzaron a salir las lágrimas de mis ojos.
-Se ha ido. Se ha ido, Carlos, joder, se ha ido. -Conseguí decir entre sollozos. -Y ahora... Ahora estoy solo.
-En cinco minutos estoy allí.
Cuando Carlos apareció le abracé y lloré durante al menos media hora. Y se limitó a escucharme, a hacerme sonreír y a recordarme que tres meses se pasan volando.
Se quedó a cenar conmigo, también vinieron Jake y Dani un rato después.
-Gracias por no dejarme solo. -Dije cuando salí a la puerta a despedirles.
-¿Qué pensabas? -Dijo Dani antes de abrazarme.
-Os quiero.
-Sí que estás cursi, sí... -Dijo Carlos riéndose.
-¿Encima? -Reí y le pegué en el brazo.
Cuando se marcharon me metí en la cama y agarré el móvil.
Blas: Te echo tanto de menos...
Álvaro: Y yo a ti... No te imaginas cuánto. Acabamos de llegar, la casa es enorme. Y mi habitación también, te encantarían las vistas que tiene.
Blas: ¿A la montaña?
Álvaro: A un montón de montañas.
De repente me dejó de contestar. Yo seguía escribiéndole, pero no obtenía respuesta. Sentí miedo, no quería pensar qué sería de nosotros si ni siquiera pudiera hablar con él.
Me quedé durmiendo con el teléfono en la mano y la almohada empapada.
—————————————
Ahora toca pasarlo un poco mal... Pero espero que os siga gustando jajajaja
Gracias por leer, comentad diciendo que os parece y votad si os ha gustado. Thaaaaaaaaaaaaaank you!
fdo: lovegango
ESTÁS LEYENDO
The secret of your eyes |blávaro| (Secuela de TSOYS)
Fanfiction"Somos eternos, y si hemos podido con todo hasta ahora, podemos luchar contra todo y contra todos, solamente si me prometes que estarás conmigo". Traducción: no. Adaptación: no. Advertencias: Es necesario haber leído The secret of your smile para en...