Capítulo 1. Perdí todo.

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Pasarón quince años desde aquel día, el sol brillaba en aquella tarde despejada en la Cascada Soruz, una chica corría de un lado al otro por todo el castillo construido sobre la enorme cascada preguntando a todo el que se encontraba en el camino sobre su segundo hermano, pero ninguno había visto al Segundo Príncipe en ningún lugar del interior, la más pequeña de la familia siendo una joven de 15 años llamada Yaimy Coret, en ese momento parecía león enjaulado buscando a su hermano de un lado a otro sin descanso.

Finalmente llego a la puerta principal preguntando al guardia que se encontraba ahí diciéndole que salió desde muy temprano, no perdió tiempo después de agradecerle al hombre saliendo a toda prisa a continuar con su cruzada, buscó por toda la ciudad de la Cascada Soruz, cada rincón y cada lugar que sabía dónde podía ir su segundo hermano, le tomo un poco de tiempo antes de visualizarlo caminando por la calle después de ayudar a una anciana; aparentemente la dejo en su casa por la forma en que se despidió de ella.

Lo siguió lo más rápido que pudo, deseaba sorprenderlo pero ya estaba un poco cansada de tanto correr por esta enorme ciudad buscándolo sin mencionar su enorme castillo, se resignó a caminar rápido gritando su nombre con fuerza, esperaba que llegase a escucharla en algún punto, esto se confirmó cuando el joven de traje color turquesa, camisa blanca y cabello azul celeste amarrado en media coleta con un flequillo que se dividía en dos con una mirada gentil volteó a verla con aquella suave sonrisa, no era sorpresa por qué hombres y mujeres deseaban la atención del Segundo Príncipe más apuesto, Nail Coret.

—Yaimy jeje no te había visto, perdona

—¿Dónde te habías metido? Te estuve buscando por todos lados, quería pedirte algo—hace un pequeño puchero desviando la mirada un poco escuchando un ligero suspiro de su hermano.

—¿Qué desea una bella doncella de este caballero?—sonríe al ver a su hermana sonrojarse un poco.

—Me...me gustaría que volaras conmigo sobre todo el reino...quería hacerlo temprano, pero no te encontré por ningún lado...me hiciste correr por todo nuestro dominio ¡Eres cruel con tu pequeña hermana!

—Jejeje prometo no volver a escaparme por tanto tiempo y ser bueno con mi hermanita—da unas palmaditas en la cabeza de ella.

—¡Bien! ¡Vamos!—da brincos en su lugar aun cuando sus piernas le dolían de tanto correr.

Nail rio ante la emoción de Yaimy dando unos pasos hacia atrás tomando la forma de un ave Fénix Azul Celeste, sus plumas brillaban como una perla recién salida de una ostra, tan majestuosas al alzar vuelo con mucha elegancia. Su hermana animada no tardo en hacer lo mismo yendo detrás de él dejando ambos una suave brisa por donde volaban en las calles, los dos subieron en algún momento antes de llegar al límite de la ciudad.

Las corrientes de aire eran muy favorables para ellos en ese momento, yendo casi lado a lado sobrevolando todo el lugar de arriba abajo, de izquierda a derecha, fueron varias horas divertidas que cuando lo notaron ya era el atardecer. Finalmente bajaron en la entrada principal volviendo a tomar su forma humana riendo ambos al ingresar al vestíbulo del castillo, estuvieron charlando amenamente en el camino hasta separarse para ir a sus habitaciones y cambiarse para la cena.

Como de costumbre, el primero en bajar era el segundo joven siendo tan atento con los detalles ayudando a sus sirvientes con ello, en especial a los nuevos que no estaban del todo familiarizados con el lugar, la Familia Coret tenía un enorme prestigio en todos los reinos aledaños, cada gente que escuchaba sobre ellos no dudaba en desear conocerlos, hablar en algún momento con un miembro o servirles en su inmenso hogar para estar lo más cerca posible de estas personas, eran llamados: Los Dioses Vivientes, Reyes Absolutos Del Mundo.

Corlanze. Dos criaturas unidas entre amor y venganza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora