ㅡ 0 3 ㅡ

2.5K 452 271
                                    

Yuuji puede decir que este es un buen comienzo de semana.

Un edificio antiguo consumiendose y a nada de desmoronarse sobre sus cabezas, el almuerzo olvidado una vez más, la tos a punto de ahogarle, simplemente maravilloso para ser un lunes.

Los gritos desesperados, el calor sofocante y el espeso manto gris sobre ellos lo vuelven incluso más emocionante.

Por favor, léase el sarcasmo entre líneas.

ㅡ ¡Sigan a mi compañero! ㅡ Las contadas personas ilesas se tambalean sobre sus pies cual cervatillos aprendiendo a caminar, aterrados, siguiendo las instrucciones sin chistar.

Ven el distintivo tono fosforescente perderse entre las nubes de humo una vez más, nadie objeta ni trata de evitarlo, en este punto solo buscan su propia salvación.

Hay heridos fuera, las sirenas siguen sonando y el ajetreo no se detendrá hasta que las llamas se extingan por completo y todos estén siendo asistidos por los profesionales.

ㅡ ¿Queda alguien más ahí dentro? ㅡ Okkotsu se mueve a su lado, jadeante y con el rostro brillante a causa del perlado sudor.

ㅡ No estoy seguro. ㅡ Porque no lo está, cualquier señal de vida entre esas voraces llamas es muda, pero si hay algo que Itadori ha aprendido en estos años, es que siempre es mejor asegurarse. ㅡ Iré a ver, será mejor que vuelvas y ayudes a Choso abajo.

Colocándose de vuelta la máscara del oxígeno y ajustando el casco, Itadori está listo para perderse entre el humo y las brasas infernales, sus pisadas rechinan sobre el suelo tembloroso.

ㅡ Ten cuidado ahí dentro. ㅡ La voz distante de Yuuta se pierde entre la niebla, pero alcanza a escuchar algo sobre vigas sueltas, amenaza de derrumbe y salida rápida.

Buenas noticias, como siempre, piensa con pesar, sin descuidar sus pasos, es difícil ver cualquier cosa con las llamas o los objetos cayendo, por ello debe agudizar todos y cada uno de sus sentidos al máximo.

Gracias a eso escucha una tos seca, es apenas audible, pero confía en que sus oídos no le juegan una mala pasada y se detiene, buscando entre los escombros hasta que alguien solloza y lo guía a través del llanto.

En una esquina, rodeada de desesperación y a nada de ser alcanzada por el fuego, una alma rubia se refugia con temor.

Es una niña de unos cinco años, sino menos, hecha un hovillo tembloroso, su voz es cada vez más débil y parece estarse apagando conforme aspira el humo, Itadori ni siquiera tiene tiempo para procesar cuando se está acercando.

ㅡ Estarás bien, vamos a sacarte de aquí. ㅡ La pequeña levanta la llorosa mirada y él puede jurar que ve la vida volver a las joyas de jade.

El angelical rostro y los hilos de oro están cubiertos de hollín, pero no hay heridas ni quemaduras visibles, lo que es un alivio para su agitado ser, el infierno aún no se detiene, debe sacarla de ahí en cuánto antes.

Tantea el camino de regreso, cubriendo la cabeza de la pequeña con sus manos enguantadas y envolviendole el cuerpo con el propio tanto como puede, el piso cruje a cada paso y teme no estar cubriendo todos los puntos vulnerables.

Los sollozos bajos no se detienen y las vibraciones son flojas contra su pecho, no puede imaginar el terror que ese delgado y tembloroso cuerpo debe contener.

Tratar de apasiguarla es lo mejor que puede hacer, si sigue inhalando por la boca solo será peor por todo el humo negruzco alrededor de ellos.

ㅡ Ya casi estamos fuera. ㅡ  No es del todo una mentira, solo que bajar por las escaleras es un reto imposible.

F i r e  f o r c e  || ItaFushiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora