Habían llevado a controlar a Joaquín, decían que había tenido un ataque de ansiedad...? Pánico...? No sé con exactitud porque estaba sumido en mis pensamientos de qué hubiese pasado si yo no estaba en el último piso.
JOAQUÍN-
Abrí mis ojos y divisé una de las habitaciones de recuperación del internado. Miré a mis costados y vi a quién menos pensaba ver.
-¿Qué hacés acá? -Dije confundido y un ardor me recorrió la garganta.
-Hijo, no tenés porqué tratarme así -Habló mirandome con una mueca.
-Vos dejaste de ser mi viejo cuando me metiste acá, y te odio, tengo todo el puto derecho -Respondí sin mirarlo.
Tocaron la puerta y vi al chico de trenzas entrar, seguido de Roma.
-Hola
-Holi -Se acercó a saludarme, dirigiendo una mirada incómoda a mi viejo.
-Hola Pantera -Sonreí como pude.- Hola chico de las trenzas
-Hola rubio -Saludó con una pequeña sonrisa.
-Sergio, te podés ir por favor? No estoy cómodo con vos acá
-Hijo...Me importas
-Ahora te importo, pero cuando me dejaste acá por mis "problemas" no te importó arrastrarme a la puerta del infierno -Contesté tajante.- Andate o llamo a las enfermeras para que te saquen
Se fue dando un portazo y miré a Ivo.
-¿Qué hacés acá? -Fruncí el ceño con confusión.
-Yo me voy -Avisó Roma para después salir de la habitación.
-Cuando llegaste al último piso yo estaba ahí y te desmayaste así que te traje acá con otra chica que me ayudó -Contestó.
-Gracias entonces -Sonreí como pude.
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