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Yoongi cuando se despertó sintió alguien al lado suyo, al levantar las cobijas se dio cuenta de que era el doncel el cual dormía con su cabeza recostada en su pecho, el rey sonrió mientras atraía más al chico para aspirar su aroma. Jimin ante el movimiento del rey abrió los ojos y se dio cuenta de que este había dormido junto con él.

—Majestad. —dijo Jimin mientras le acariciaba el cabello. —mi habitación no es apta para usted, debería irse a la suya.

—Lo es y no me iré a mía. —se sentó e hizo que Jimin se sentará sobre él. —¿Ahora dime por qué siempre hueles a rosas?

—Lo dudo majestad. —sonrió. —pues tomo baños con pétalos de rosas.

—En ese caso te mandaré a hacer un jardín con todo tipo de rosas para ti. —le beso la mejilla. —¿Qué opinas?

—Majestad. —hablo Jimin. —¿Por qué me da tantos regalos?

Esa pregunta Yoongi no la sabía responder, pues tampoco él sabía por qué lo hacía, «Soobin» era un simple concubino, como los demás, pero ¿Por qué le daba tantos regalos? Yoongi sabía que el chico tenía algo que él trataba de descifrar, era inteligente, lo había notado y también hermoso.

—No lo sé. —dijo Yoongi al fin. —solo siento la necesidad de premiarte.

—No me gusta eso. —le acarició la mejilla. —con solo que me haya aceptado, soy feliz y no lo digo para caerle bien, es la verdad sin usted yo probablemente hubiera muerto.

Y era verdad Jimin no mentía al decir que los lujos no le gustaban, pues al cumplir los ocho años sus padres lo llevaron a un templo de monjes donde pasó el resto de su niñez y adolescencia hasta que llegaron unos tipos y lo querían asesinar. Jimin nunca tuvo lujos, creció con monjes que le enseñaron la sencillez y humildad, era por eso que Jimin los lujos los miraba de menos Aunque apreciaba mucho los regalos que el rey le daba no le interesaban en absoluto y cuando volviera a su reino se encargaría de ayudar a los más pobres, después de todo él lo vivió en carne propia. Yoongi al ver la mirada del chico, comprendió y supo que era verdad lo que le decía, lo notaba en los ojos del chico.

—Me equivoqué contigo, lo admito. —hablo y Jimin lo vio. —pensé que fingía, pero al ver tus ojos me doy cuenta de que no.

—Crecí con personas que me enseñaron humildad y sencillez. —le acarició el pecho descubierto al pálido. —yo fui criado por monjes luego que mis padres me abandonaran.

—Dijiste que tus padres habían muerto. —lo vio el pálido.

—Si es verdad, ellos murieron mientras yo estaba con los monjes. —sus ojos se llenaron de lágrimas. —a veces quisiera retroceder el tiempo y aunque sea escuchar un te quiero de mi madre.

El príncipe Park Jimin [Y.M][#1][✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora