El príncipe Park Jimin [Y.M][#1][✓]

27

—Así le pagan a mi reino. —dijo serio. —lo esperaba de los sacerdotes que son más que viles cucarachas, pero de los reinos vecinos.

—Es un impostor. —señaló un hombre. —¡Arrestenlo!

—Impostor. —levantó la espada y le apuntó. —le recuerdo que mi padre le ayudó mucho señor Lee.

—¿Por qué debemos confiar en ti? —preguntó el pálido.

—Rey Min. —lo vio. —me sorprende que haya aceptado venir a mi reino cuando sabe muy bien que no es bienvenido aquí.

—Eso no es de otro mundo. —lo vieron. —todos lo saben.

Jimin miró al hombre y luego río para sentarse y ver a todos los presentes, nadie se atrevía a decir nada y la verdad es que el chico tenía la misma actitud que el difunto rey sin duda alguna era un Park auténtico.

—Como su príncipe y futuro rey ordenó que todos los traidores de la corona sean eliminados. —hablo.

Los guardias tomaron a los sacerdotes y hombres de poder y los arrodillaron ante el joven príncipe, el cual se levantó y miró al sacerdote.

—No te saldrás con la tuya. —le dijo entre dientes.

—Si me iba a matar debió de hacerlo usted mismo no mandar a alguien que le tiene lealtad a este reino y a la familia de mi padre. —hablo.

Sin más Jimin tomó su espada y decapitó al hombre frente a todos, el príncipe se había vuelto un ser despiadado e iba a hacer pagar a todos los que traicionaron a su familia y a su reino, Jimin vio a los demás reyes.

—Esta es una advertencia. —miro al pálido. —quien traicione al reino de Silla lo pagará con su vida.

Jimin se giró y caminó fuera del lugar sin antes dar la orden que asesinaran a esos traidores, Yoongi al ver esa oportunidad salió y buscó al castaño el cual estaba viendo las rosas.

—¿Por qué no te vas de mi palacio? —se giró para ver al pálido. —aquí no eres bienvenido rey Min.

—Así que mi concubino resultó ser un príncipe. —hablo Yoongi.

Jimin soltó una carcajada burlona para ver al pálido el cual lo miraba, el castaño volvió a ver las rosas mientras las tocaba.

—No sé de qué hablas. —lo vio. —yo estuve en un templo en el norte ocultó.

Yoongi giró a Jimin y lo tomó de la cintura, Jimin se movió, pero el pálido reforzó su agarre. La mirada de ese chico no era la de aquel dulce chico que conoció, aquel chico que le sonreía o le gustaba jugar como un pequeño niño junto con él para olvidarse de todo.

—Sé que mientes. —le acarició la mejilla.