2

7.1K 1K 169
                                    

—Majestad usted nunca viene al pueblo. —habló su mano derecha. —¿Qué hacemos aquí?

—Pasear. —miro el lugar.

Ambos se detuvieron al escuchar el sonido de una flauta, al caminar vieron un grupo de personas, el rey Min se acercó y miro bailar al chico que vio en el río. Este mantenía los ojos cerrados mientras seguía el compás de la música de la flauta, era tan delicado y los pétalos de cerezo que caían hacían un hermoso espectáculo. El rey había quedado fascinado con el chico el cual abrió los ojos y lo miró a los ojos mientras seguía moviéndose y sonreía, las personas le aplaudían y otras le daban unas monedas al lindo chico bailarín.

—¿Crees que ese chico que baila ya está usado? —preguntó el rey a su acompañante.

—Pues al ver su aspecto físico deduzco que aún guarda su pureza majestad. —hablo. —¿Por qué lo pregunta?

—Cuando termine de bailar quiero que lo traigas a mi palacio. —se giró para irse.

El castaño al ver su cometido sonrió para dar el último giró y detenerse para hacer reverencia y recibir aplausos, él contaba el dinero y se lo dio a su compañero para qué lo guardará.

—Señor. —susurró el chico al ver cómo venía un guardia.

El chico se giró y vio como el guardia que venía con el rey lo tomó del brazo y se lo llevó, el otro chico se quedó quieto y aunque no aprobaba que su majestad se vendiera, sabía que en ese palacio podía estar seguro al menos en un periodo corto.

—Majestad cuídense mucho. —hablo para alejarse de ahí.

Jimin iba caminando mientras se resistía, pues debía de fingir muy bien para no levantar sospechas y vaya que le salía muy bien la actuación. Al llegar al palacio lo llevaron a la sala del trono y lo empujaron, él cayó al suelo y se levantó para ver al pálido el cual lo miraba con una sonrisa.

—No he hecho nada malo. —se inclinó. —así que pido clemencia.

Yoongi sonrió al ver al chico tan sumiso, él se acercó e hizo que lo mirará sus ojos conectaron con los del chico el cual desvío la mirada.

—Quede fascinado con tu baile. —dijo.

—Lo lamento majestad, pero bailo terrible. —hablo. —no debí ser digno de que usted me viera.

—Tienes una belleza natural que es muy admirable. —le acarició la mejilla. —ningún sirviente ni noble de este palacio se compara con tu belleza.

—Muchas gracias majestad. —se inclinó en señal de agradecimiento.

—Es por eso que quiero convertirte en mi concubino. —le acarició los labios.

—No creo estar a la altura. —murmuró. —majestad.

El príncipe Park Jimin [Y.M][#1][✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora