Capítulo 18: Ojo por ojo y Diente por diente

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Habían pasado seis días del ataque nocturno a la última columna del imperio de Red Hush, esa mañana en aquella bella casa a las afueras de South Park un pequeño rubio contemplaba fijamente una espalda perfectamente erguida que cubría el frente de la cocina mientras el traqueteo de los sartenes y utensilios de cocina se escuchaban, los brazos de aquella persona se movían diestramente mientras preparaba el desayuno, los ojos del pequeño Butters le seguían mirando fijamente, por su mente pasaba el recuerdo de toda esa semana.

Caos estaba nervioso, casi podía volver a sentir ese nerviosismo, no había podido dormir en toda la noche, el nervio paso a ser terror al escuchar desde su habitación cuando aquel villano llegó la mañana después del ataque, esperaba escucharle furioso, que sucediera algo similar a lo que ocurrió la madrugada después de la caída de las rush bomba tox, pero no fue así, llegó solo, nadie venia con él.

Escucho el ruido alejarse con dirección a la sala, y después la melodía del piano lleno el silencio de la casa, una tonada suave, y extrañamente estremecedora, que a pesar de sonar dulce causaba tristeza al escucharla, poco a poco abrió la puerta de su habitación y salió despacio sin hacer ruido, se detuvo en el inicio de las escaleras tomando los barrotes de madera mirando hacia abajo, ahí la música sonaba más fuerte con un cierto eco en el silencio, era...hermoso, lentamente bajó las escaleras, buscaba no hacer ruido.

-Asi que estabas despierto- sonó una voz algo cansada sobre la música, él se congeló ahí de pie cerca del camino a la sala, el piano se detuvo y una sonrisa débil se formó en los labios del adulto que le miraba fijamente, se movió un poco en el taburete y palmeó a su lado, algo temeroso el pequeño camino sentándose en aquel espacio vacío.

-¿Te gusto?- preguntó tranquilamente acomodando sus manos de nuevo en las teclas recomenzando la melodía.

-Sí, pero...¿Porque suena tan...?- no terminó su pregunta aquel rostro dejó de mirar completamente las teclas para verle a medias un con esa sonrisa débil y una mirada suave y compasiva.

-¿Por qué suena tan... triste? ¿Eso querías preguntar?- la voz tranquila del mayor villano de South Park extrañamente calmó los propios nervios del pequeño Butters que asintió débilmente, ¿como podía ser tan distinto a cada momento?

-Porque lo es, la cancion es en esencia triste, y si además le agrego mi propia tristeza, creo que esto es lo que resulta...se llama Kiss the rain, te regalare la partitura, asi podrás practicar- sus manos se detuvieron y una se acomodo suavemente en los cabellos rubios del pequeño acariciandolos lentamente.

-Ve a dormir un poco más, tengo cosas que arreglar- aquella cálida mano dejó sus cabellos y el hombre se puso de pie, Butters bajo de aquel taburete y caminó hacia las escaleras mirando cada tanto sobre sus hombros, vio a Red Hush revisar unas partituras, en algún punto entre su caminar y mirar sobre su hombro su mirada se encontró con la del adulto, este le sonrió y agitó su mano como si le dijera que siguiera su camino, en momentos como ese Butters no sabia que pensar de aquel hombre, todo ese tiempo le había cuidado con mucha dedicación, casi podría decir que parecía sentir cariño por él, ¿acaso sufre el síndrome de estocolmo?, suspiro mientras subía las escaleras, se detuvo a medio camino de la subida y volteo a verle, el adulto seguía acomodando cosas en la sala, bajó la mirada a los escalones y termino de subir, después de ese dia y hasta ahora no vio ningún arranque por parte de Red Hush, si algo asi sucedio no fue en la casa, al contrario, le enseñó a tocar el piano, y se sentaba a leer con él en las tardes, y ahí estaban ahora, cinco días después desayunando hot cakes y huevos fritos, jugo de manzana y té de jazmín con algo de miel.

-Mañana volverás a casa- la voz ajena cortó el silencio, y sorprendido, Butters levantó rápido la mirada de su plato.

-¿A...a casa?¿Con mis padres?- su voz sonó algo temblorosa al decir aquello, Red Hush asintió.

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