EMILIO

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Cuando ingresaron a la habitación, la sangre cubría una parte del piso.

Horas antes, Renata había regresado a la habitación del sacerdote, para darle su última medicina del día. Él estaba sentado en la cama mirando fijamente un punto en la pared, y recién se percato de su presencia cuándo ella le habló.

—Buenas noches, Emilio —dijo ella sonriente.

—Buenas noches...Joaquín —dijo el rizado marcando perfectamente la última palabra. Renata no le dijo nada, solo le devolvió una mirada que no delataba ninguna reacción.

—¿Así que seguirás con tu juego de fingir? Conozco a la real Renata y ella nunca me diría "mi sacerdote".

—Emilio por favor, ya toma tu pastilla —le dijo Renata en un tono temiblemente calmado

—Déjala ir y tómame.

—Pero yo...yo —Renata se trabó ante aquel comentario, no quería ser traicionada por su mente, pero Emilio dijo exactamente lo que pensaba.

—Ibas a decir que ya me tomaste —más que una pregunta, era una afirmación.

Renata seguía en silencio, Emilio aprovecho de acercarse y besarla en los labios con fiereza, pero superficialmente. En el intertanto, una herida comenzó a salir de uno de los estómagos.

—Pero...pero ¿cómo? —dijo una de las voces, con la otra persona yaciendo en el suelo herida, cubría la zona con sus manos evitando que más sangre fuera derramada.

—La muerte ya es la única opción.

—No, no lo es.

—De hace días que lo planeaba, pude robar el cuchillo y ocultarlo bien. Hoy tus palabras fueron lo que me impulsaron por definitivo.

—Déjame ayudarte.

—Lo harás saliendo del cuerpo de ella, y dejándome morir —sentenció Emilio, ya apenas resistiendo, sus manos no daban abasto para evitar el líquido rojo que seguía saliendo.

—Está bien, pero necesito un receptor —le explicó Joaquín.

—Creo que este será un nuevo nivel de posesión —dijo en tono sarcástico el rizado

—A menos tu humor no se ha ido ¿Aceptas? —ante la pregunta del ondulado, Emilio asintió con la cabeza.

Nuevamente una luz azul lleno la habitación, con Renata cayendo desmayada sobre el piso y con Emilio ahora sintiendo una nueva energía dentro, y sus ojos tornándose celestes.

—Ahora que estoy literalmente dentro de ti, te... —Joaquín utilizando la voz de Emilio, fue interrumpido por este mismo.

—No, te dije que el trato es dejarme morir — dijo Emilio con firmeza, si cualquiera viera la situación dirían que ya era un caso psicótico extremo.

—Me quedan amistades, pediré que te reciban.

—Lo dices porque el suicidio es pecado y me llevaría al infierno.

—Pendejadas que dicen algunos con poder, tú siempre has merecido ese lugar.

—¿Ahora que muero tienes compasión?

—Solo cierra tus ojos —dijo Joaquín. Emilio lo obedeció, y sintió como la sangre se detenía al igual que su pulsación, no quedaba ningún rastro de signo vital en él. Había por fin encontrado la paz en la muerte.

—Qué raro es ver tu cuerpo desde aquí —comento Emilio ya en forma espectral, con Joaquín a su lado que había adquirido su antigua forma masculina —. ¿Porqué puedo verte con ese cuerpo?

—¿Lo extrañabas?... Ok entendí, estamos en otro plano, simple —le respondió Joaquín al notar la mirada reprobatoria de Emilio.

—¿Ahora qué? —preguntó el rizado.

—Tu sigues hacia el cielo, y yo seguiré vagando —acaso era tristeza lo que notaba en la voz de Joaquín.

—Si fueran otras las circunstancias, me darías pena. Pero usando tus palabras, no soy un monstruo. Así que gracias.

—¿Puedo darte un beso de despedida? —Joaquín volvió a su tono y mirada seductora.

—Esta vez si ¿Es el "me dejarás tranquilo" definitivo? —le replico Emilio.

—No me pidas eso, pero haré lo posible.

—Me conformo —resignado Emilio se acerco al ángel, quien no perdió oportunidad de devorarle los labios.

—Disculpa, es que no pude contenerme. Vamos te acompaño hasta donde me permitan entrar —comentó Joaquín divertido, ninguno necesitaba tomar aire realmente por lo que habrían podido seguir horas besándose. Ambos se tomaron de sus manos y partieron.

En cuanto a Renata, esta fue despertada por el equipo médico del recinto, para que nadie la culpara de algo, una nota suicida a nombre de Emilio había sido dejada, explicando que huía del lugar para fallecer fuera de ese lugar que se había vuelto una prisión. Ella dijo que al llegar el piso ya estaba manchado, y que posiblemente del shock se había desmayado. Supusieron que, con la cantidad de sangre perdida, el cuerpo no estaría lejos. Tal como habían supuesto, estaba en el jardín, cerca de la banca en la que siempre se sentaba.

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No pensé que serían cinco partes, todo comenzó como un one shot. Pero simplemente tenía tantas ideas que todas las quise plasmar aquí. Muchas gracias a quienes me leen, esto lo hago porque me nace hacerlo, para mi escribir es libertad creativa.

Porfa lean, recomienden y voten ❤

Saludos

Rovallie

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