Semana KongArt 2021

Día 4 - El ángel guardián

Día 4

A̶r̶t̶h̶i̶t̶  Bright protector

Sobrenatural (AU)

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Arthit tiene la habilidad de ver espíritus desde que era un niño. Desde que su mejor amigo murió meses atrás, este se ha quedado a su lado para salvarle el pellejo incontables veces. Bright es para él casi un ángel guardián, pero esta ocasión, no podrá salvarlo de algo mucho peor: el amor.

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—Míralo, Ai'Arthit... Está solo ahora. Es tu oportunidad... ve, acércate y dile que te gusta.

—No puedo, ¿qué tal si me rechaza?

—¡No lo sabrás si no lo intentas! Anda, ¡no tienes nada que perder! Sólo la vida.

—Te equivocas, podría perder también la dignidad.

—¡Tonterías, esa ya la perdiste hace mucho! Mira, él y yo te vamos a agradecer que dejes de acecharlo como un maldito acosador y ¡te acerques a hablar con él! No sé tú, pero verte tan indeciso a mí ya me está matando de aburrimiento.

Al escuchar la ruidosa carcajada de su amigo debido al irónico chiste, Arthit pone los ojos en blanco. Ahí está Bright de nuevo con sus bromitas irónicas.

Se endereza en su asiento y disimuladamente mira al espíritu de su amigo sentado a su lado, dedicándole una mueca de fastidio.

—Dudo mucho que puedas morir de nuevo, Ai'Bright —le dice. —Y no soy indeciso, sólo... estoy considerando mis opciones. Haré lo que crea mejor —se encoge de hombros, con su mirada yendo de regreso al apuesto chico sentado a unos metros de distancia que estaba ocupado leyendo un grueso libro.

—Hmm, sí, bueno... sólo asegúrate de hacerlo en esta vida y no en la siguiente.

—Aggh, qué insoportable eres...

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—¡Oye! ¡Ten más cuidado, ¡¿quieres?!

Un bocinazo se escucha sobre los jadeos de la gente cercana a la acera donde Arthit ha caído de golpe sobre su trasero. A los segundos, Arthit se ve rodeado de personas que han ido a amontonarse ya sea por curiosidad o para comprobar que esté bien.

—Estoy... estoy bien —aún algo confundido, Arthit se incorpora con ayuda de un amable hombre que le ofreció su mano. Se sacude la ropa, aún algo en estado de shock. —Estoy bien.

Así, poco a poco, la gente se va dispersando para dejarlo de nuevo solo en la acera. Arthit agradece que, a diferencia de él, nadie puede ver o escuchar al espíritu de su amigo que todavía le grita groserías al conductor que ya ha desaparecido por la avenida.

Arthit se queda mirándolo por un par de minutos hasta que este se gira hacia él y lo atraviesa con sus manos transparentes al intentar revisarlo en busca de alguna herida. Bright se aparta luego de varios fallidos intentos por abrazarlo, agradecido de que su amigo está a salvo.