El Dulce Caos de Jungkook, parte 4

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Luego de unos minutos, el taxi dejó a Jungkook en la puerta de la cervecería. Ésta tenía un gran cartel naranja de neón colgando que decía "El Irlandés".

Caminó entre las mesas de madera, mirando las caras de los clientes; no conocía a nadie allí. Se sentó en una que estaba cerca de la puerta y junto a una ventana, para que Samuel pudiera encontrarlo rápidamente al llegar.

Su estómago dolía por los nervios, y cuando la camarera se acercó para preguntar qué iba a pedir, recordó rápidamente cuál era la cerveza favorita de su cita:

—Quiero dos cervezas de fresa, por favor —sonrió amablemente, aunque su sonrisa denotaba sus incontrolables nervios.

—Excelente, enseguida traigo su pedido —la joven tomó la carta de la mesa y se retiró.

Jungkook observó hacia afuera por la ventana: la gente andaba bajo el sol de aquí hacia allá, al igual que los autos. Tomó aire intentando calmar sus nervios debidos a que al fín estaba sucediendo: iba a tener su esperada cita con Samuel.

Unos minutos después, la misma camarera se acercó con los dos vasos de cerveza en una bandeja y los dejó cuidadosamente sobre la mesa, ya que estaban llenos hasta el borde. Luego se retiró. Jungkook miró la silla vacía frente a él, y pensó que debía esperar a qué Samuel llegara para beber un trago de su cerveza; ¿era eso lo que se hacía en las citas? Frunció el ceño, ¿y si Samuel no quería que ordenara por él? ¿Y si quería otro tipo de cerveza? Tragó duro y comenzó a sudar bajo la camisa. Estiró el apretado cuello de ésta con su dedo índice para que algo de aire entrara y lo refrescará un poco.

Miró la hora en el reloj de madera que colgaba sobre la barra de la cervecería: 14:18. Suspiró. Corrió la vista hacia la ventana buscando la cara de Samuel entre la gente que pasaba, y entre la gente que bajaba de los autos que estacionaban, pero aunque fantaseó con verlo caminar en camara lenta y con una sexy sonrisa hacia el local, no lo vio entre la gente.

Mierda, quiero hacer pis, pensó sacuendiendo las piernas bajo la mesa. Giró para mirar las puertas del baño detrás suyo, y volvió a mirar la hora: 14:25, ¡al carajo, no aguanto más!

Se levantó de la silla y le dejó dicho a la camarera que si un chico alto, castaño y cari lindo preguntaba por él, que le diga que lo espere. Luego caminó a paso rápido hacia los baños, hizo pis y, antes de salir, practicó frente al espejo qué le diría a Samuel en caso de que estuviera allí esperándolo:

Ah, lo siento, es que quería hacer pis... No, eso no. ¡Ah, ya estás aquí, necesitaba ir al baño porque me dolía el estómago... No, eso suena asqueroso. ¡Mierda! Suspiró pesado apoyando su peso en el lavamanos. Se acomodó el cabello largo con los dedos frente al espejo, peinandolo un poco, y quitandolo de su cara al ponerlo detrás de su oreja. Observó sus propios ojos negros un instante, y luego acomodó su camisa estirándola con las manos. Decidió fluir; no pensar tanto e improvisar algo cuando lo tuviera en frente.

Salió con una sonrisa y caminó entre las mesas, pero al mirarlas una por una y notar que Samuel no se encontraba en la cervecería, su sonrisa se borró. Agachó la cabeza incómodo y volvió a sonreír pretendiendo sentirse bien.

Aún puede llegar..., intentó convencerse a si mismo. Se sentó en su mesa y miró el reloj: 14:31. Mordió la carne de su labio con algo de molestia. Aunque se negaba a pensar que no iría. Debía estar retrasado y a punto de llegar.

Observó por un rato y con la mirada perdida las dos cervezas sobre la mesa, calentándose de a poco. Ya ni siquiera tenían la misma espuma que cuando la mesera las llevó.

Volvió a mirar la hora: 14:40. Chasqueó la lengua con resignación y aguantó la sensación de angustia y desilusión que poco a poco aparecía en su pecho. Bebió su cerveza sin parar hasta acabarla. Samuel no iría. No quería creerlo, pero podía sentirlo.

Limpió sus comisuras con la manga de su camisa y miró fijamente la cerveza que se suponía era de Samuel.

¡Al carajo!

La bebió sin parar hasta que solo quedaron unas gotas dentro del vaso. Apretó los ojos al terminar; a pesar de ser una cerveza frutal, ésta contenía alto porcentaje de alcohol. Apoyó con fuerza el vaso sobre la mesa haciendo ruido, y varias personas voltearon a verlo. ¡Que mierda miran todos! Bufó en un volumen no tan bajo, y se levantó de la mesa arrastrando la silla hacia atrás con las rodillas y haciendo un estruendo que no le generó ningún tipo de pena; la perdía completamente cuando esa sensación de rabia se apoderaba de él.

Pagó las dos cervezas, y, antes de salir del local, de una forma masoquista y solo para terminar de partir su corazón, miró la hora una vez más: 14:52.

Sonrió irónicamente y golpeó la puerta al abandonar el lugar, sintiéndose enojado por, otra vez, no haber tenido la oportunidad de acercarse más a él. 

Aunque en el fondo sabía que Samuel le daría una muy buena razón por la cuál no había asistido ese día. Como lo hacía siempre. Y el caería una y otra vez en sus explicaciones. O en sus excusas.

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¡Actualización de la historia todos los días! 🌞

Jungkook's Sweet Chaos © (Precuela)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora