6 de agosto de 1868: En otra vida, en otro tiempo.

40 19 1
                                    

6 de agosto de 1868: En otra vida, en otro tiempo.

Estaba en medio del agua, esta escalaba por sus piernas y la abrazaba con sus heladas lenguas cristalinas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Estaba en medio del agua, esta escalaba por sus piernas y la abrazaba con sus heladas lenguas cristalinas. El estrecho vestido blanco se le pegaba al cuerpo y sus enredados cabellos se amontonaban pegados a sus sienes. Su corazón estaba agitado, pues la desesperación invadía sus terminaciones nerviosas. Veía sin ver y sentía que colapsaría en cualquier momento. Necesitaba encontrarlo.

Necesitaba encontrar al demonio de rizos negros que se había escapado de entre sus manos.

No existía el cielo. Todo a su alrededor era oscuridad, todo menos el lago, pues una luz salía del fondo en colores celestes verdosos. Frunció el ceño. Entonces sus ojos lo encontraron. Estaba en medio del lago con el torso cubierto por el agua. Sus mechones estaban húmedos y su camisa de lana flotaba alrededor de él, hecha girones. Sus ojos estaban cristalizados y sus ojeras habían tomado el color carmesí de sus mejillas. Bridget abrió la boca. Quería gritarle que estaba ahí, que podía verlo y que había acudido a ayudarlo. Que lo necesitaba cerca de ella. Quería hacerlo, pero una fuerza superior a ella se lo impedía. Su voz no salió.

Y el chico de cabellos negros se sumergió en el fondo del agua, perdiéndose para siempre.

Bridget se levantó de un salto. Aún sentía la garganta reseca de tanto gritar y su corazón latía desbocado, como si quisiera escapar de ella e irse lejos de ahí.

Miró a su alrededor. Sí, se encontraba de nuevo en la habitación de los chicos. Todo había sido un sueño. Una pesadilla.

Se levantó de la cama y se frotó la frente. Estaba un poco cansada de las pesadillas. La última que había tenido la había dejado sin aliento. El fuego se había sentido tan real...no había querido mencionarlo a los chicos. Temía que la tomaran por loca. Aunque...realmente, los chicos con los que había comenzado su nueva vida estaban aún más locos que ella.

Se vistió a toda prisa. Era domingo, lo que significaba que tendría el día libre de Joyland y sus tontas clases en donde constantemente intentaba asesinarla. Ese día dejó de lado el corsé. Un amplio y sencillo vestido gris a líneas negras cubrió su escuálido cuerpo pequeño. Se acercó a la ventana recubierta por cortinajes rojos y encontró lo que buscaba.

Demetrie estaba en el amplio patio del castillo. Llevaba su camisa de lana y unos amplios pantalones grises. Era verano, y hacía un terrible calor dentro de aquellas paredes. Brid abrió los postigos de la ventana y gritó todo cuanto pudo.

- ¡Fliends! -el chico alzó el rostro. Sus mejillas estaban coloradas. - ¡No te muevas!

Gritó Bridget, cerró la ventana de un golpe y salió corriendo por la puerta.

El patio la recibió con luces matutinas y sus ojos rogaron por adaptarse a la luz. Demetrie seguía en el mismo sitio, bien podría asegurar que seguía en la misma posición.

LOS BRUJOS DEL NOCTUM ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora