Parte Nueve

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Había algo que lo tenía ansioso desde que supo lo ocurrido

—¿Porqué tomaste esa decisión?... Sakura-chan— cuestionó el oji-azul

—¿La de no tener pareja?— preguntó un poco mareada, en realidad no sabía a qué se refería

—No— negó y tragó en seco —¿La de divorciarte?—

La oji-jade se pegó contra la mesa, sonrojada y con los ojos brillosos para que el contrario no la viera

Le causaba conflicto contar esa historia

—Alguien...— decidió hablar pero paró al instante —...no— se negó

El Uzumaki sintió que no le daba la confianza suficiente para explicarle

—¿No confías en mí?— preguntó

No había ni pasado un segundo y sintió una corriente de aire que realizó el brazo de Sakura y como se levantó para tomarlo del cuello, haciendo que las cosas en la mesa se cayeran

—No digas eso— le reclamó seriamente, pero un imoportuno hipo reventó el ambiente

La oji-jade miró que había tirado todo —Solo destruyó— soltó con una voz en tono leve —Soy ma...—

—Eso no es cierto, Sakura-chan— dijo con una sonrisa levantando las cosas que había en el suelo —No digas esas cosas— apoyó

La peli-rosa sonrió y vió con ternura al hombre que estaba recogiendo lo que ella había arruinado

—Naruto...— dijo poniéndose a su lado —Gracias—

Él le sonrió, como esas sonrisas que ella recordaba en su adolescencia y niñez, una sonrisa que nunca cambió en apariencia pero si lo que la hacía sentir

—Todo estará mejor— susurró para sí misma

Sabía que esa sonrisa también significa aquello

Cuando aquella flor estaba en la oscuridad, ese sol la sacaba de retargo

—Naruto— llamó —¿Quieres almorzar mañana conmigo?—

—¿Eh?— preguntó ladeando la cabeza... sentía algo había cambiado —Oh, claro—

—Es una...— dejó escapar hasta esa palabra

No sabía que estaba haciendo

—¿Te veo a las 3?— preguntó, sacó dinero de su bolso y lo dejó en la mesa para irse

Al caminar la mujer se movía de forma erratica, el de rayas en las mejillas sacó dinero y rápidamente fue tras su amiga

El dinero era básicamente el doble de lo que habían consumido pero a ninguno le importó

El rubio sostuvo a la mujer que lo había acompañado al lugar pero ella lo alejó casi de inmediato

—Yo me sé cuidar sola— le aclaró y dió unos pasos hacía adelante

Naruto vió su espalda, otra vez el aro de los Haruno estaba en ella

Le trajo recuerdos, recuerdos que todos le pidieron olvidar pero él como buen rebelde no le hizo caso

—¡Sakura-chan!— le gritó a lo que ella volteo —Te acompañó a tu casa—

La oji-jade hizo un movimiento de afirmación y él fue tras ella

—¿No debes regresar a tu casa?— interrogó la mujer

—No, hoy tengo que quedarme en la oficina— exclamó y caminó siguiendo los pasos de ella para evitar un incidente

El último recurso [NaruSaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora