El último recurso [NaruSaku]

Parte Tres

Al llegar al Ichiraku todas las miradas se posaban en ellos

Era raro verlos juntos, y con más razón verlos como cuando eran jóvenes mejores amigos

Sakura fue la única que al parecer no le importó ni un poco y se sentó tranquilamente

Una señora de cabello castaño tomó un menú y rápidamente fue a atender a las dos personas que habían llegado

—Hola Hokage, Sakura— saludó contenta

—Hola Ayame— respondió Sakura

El Uzumaki estaba asombrado con la naturalidad que llevaba las cosas su amiga

—Me da tanto gusto verlos, recuerdo cuando los dos venían de niños— habló con nostalgia

—Sí, intentamos recordarlo nosotros también— respondió la Haruno sonriendo

La de cabellos rosas miró a Naruto que estaba con una cara de tonto incrédulo a lo que veía que ella no comprendía

—¿Verdad? Naruto— preguntó la oji-jade

El oji-azul se pudo percarctar que las dos mujeres lo veían y sacudió su rostro

—Sí— afirmó por instinto

—¿Sí a qué?— preguntó la de cabellos rosas

—De lo que hablaban— respondió con miedo a errar

Las dos mujeres rieron un rato
—Dos platos de ramen— ordenó la oji-jade

—¿Cómo siempre?— preguntó amablemente la castaña

—Sí, solo que trata de no usar mucho aceite en el de Naruto, ya no debe comer tanto— comentó la de prenda roja

—Oye...— se quejó —Espera...— soltó rápidamente —¿Vienes aún al Ichiraku?— preguntó sorprendido cuando la mujer se fue con el menú

—A veces— respondió desviando su mirada —¿Porqué es extraño?— preguntó mirando al Uzumaki

—No es extraño— repelió un poco nervioso —Es solo que pensé que no te gustaba... tanto—

—Sabes...— soltó con un suspiro mirando hacía afuera del establecimiento —...me recuerda cuando éramos jóvenes, tengo buenos recuerdos...— comentó con una leve sonrisa —¿Pero no tanto como los tuyos?— injurio al rubio

El oji-azul estaba perdido en el rostro feliz de ella que ni siquiera escuchó ni entendió lo que ella estaba refiriéndose

El Kage no entendía como podía estar tan tranquila y feliz si se había separado del amor de su vida

—Estas actuando extraño, Naruto— comentó ella

—¿Yo?— cuestionó un poco indignado —Eres tú la que estás actuando raro— se dijo entre dientes

—No te escuché— exclamó algo confundida

—Nada— respondió colocando su brazo detrás, en su nuca —Me alegra que estés bien—

—Sí— soltó con cansancio —He sentido como si me quitará un gran peso de encima, estos últimos días—

Naruto no pudo ocultar su extrañeza a todo lo que ocurría

—Gracias Naruto— agradeció honestamente y le regaló una sonrisa

—¿Porqué?— formuló ahora angustiado

—Por estar siempre que te necesito— soltó, se detuvo a pensar las cosas y en sus mejillas empezó a bailar un ligero tono carmesí —¡Olvídalo!— gritó avergonzada por haberlo dicho