Una flor para el alma

Capítulo 27: Algo por lo que vale la pena luchar

    Algo por lo que vale la pena luchar

Decreto Educativo Número 17

Debido al continuo incumplimiento de las reglas, la profesora Umbridge ha designado a una selección de estudiantes que actuarán como sus representantes.

' El escuadrón inquisitorial' ha recibido la misma autoridad que los prefectos y puede ser identificado por la insignia de oro que llevan con la letra 'I'.

¡Deben ser tratados con el mismo respeto que se le da a un prefecto!

Dolores Jane Umbridge

Alto Inquisidor del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería

"Te daré una idea de qué estudiantes ha elegido", resopló Neville a su lado.

Hermione asintió.

Solo había un grupo de estudiantes que ella elegiría, y no eran los que perderían la oportunidad de causar problemas a los de otras casas. No era ningún secreto que la mujer mostraba favoritismo hacia los Slytherin y estaban felices de aferrarse a alguien en una posición de poder. Como tal, ahora aparentemente estaban cosechando los beneficios de hacerlo.

"Aún nos encontraremos", declaró. "No podemos dejarla ganar".

"Lo haremos," estuvo de acuerdo Neville. "Necesitamos más que nunca".

Hermione le lanzó una mirada al chico que recientemente había adoptado un comportamiento bastante sombrío. Ella no sabía por qué, pero él estaba más nervioso que de costumbre, aunque no nervioso por eso. Parecía decidido a estar preparado para algo. ¿De que? Ella no lo sabía, pero los cambios dentro de él no se podían perder.

"Enviaré un mensaje. Podemos usar el segundo salón de clases abandonado en el tercer piso".

Él no dijo nada cuando se fue, y ella se sorprendió preguntándose qué le había pasado recientemente. No era él mismo y había comenzado a inquietarla. ¿Quizás necesitaba alguien con quien hablar?

Ella suspiró mientras lo seguía.

Neville no era de los que hablaba sobre su vida fuera de la escuela. Todo lo que sabía de él era que vivía con su abuela y que ella pasaba mucho tiempo enseñándole sobre el funcionamiento del Wizengamot. Poco más.

Sacudió la cabeza al pensar en el chico. Había algo mucho más urgente que atender, y se quitó su galeón encantado para hacerlo. Con un toque de su varita, se envió el mensaje y todo lo que quedaba era ver el resto del día hasta que el grupo pudiera reunirse una vez más.

Pasó lentamente. Incluso sin una lección con Umbridge, se arrastró laboriosamente comenzando con la transfiguración, seguida de pociones, herbología, aritmancia y finalmente, encantamientos.

Dondequiera que fuera, veía a los estudiantes mayores vestidos de verde y plata con sus nuevas insignias prendidas en el pecho, sus caminatas más seguras, incluso pomposas. No tenía ninguna duda de que dividiría la escuela y crearía un conflicto para el que Umbridge no estaba preparada para lidiar.

Con tales preocupaciones atormentando su mente, llegó al salón de clases en el tercer piso poco antes de las ocho de la noche, asegurándose de que no la siguieran y se alegró de que el resto pareciera tan ansioso como ella para continuar con sus esfuerzos. Todos los que habían firmado su pergamino estaban presentes, para su alivio.