La luna brillaba sobre el cielo negri-azulado mientras que las estrellas tapizaban el fondo haciendo que pareciesen pequeños fragmentos de hielo. En el campamento caían pequeños copos de nieve haciéndolo ver mágico y brillante bajo la luz de la poderosa luna.
El campamento estaba vacío, todos los guerreros se habían marchado a dormir mientras que Vuelo Raudo y él guardaban la vigilia que solían hacer después de convertirse en guerreros.
Se sentía tan emocionado y lleno de energía, tenía tantas ganas de gritar a los cuatro vientos que era guerrero pero la vigilia se lo prohibía, aparte de que iba a despertar a todos en el campamento.
Vuelo Raudo estaba sentado cerca de la base de la Cornisa Rocosa, sacudía la cola barriendo la nieve, mientras que sus ojos brillaban como estrellas. Hubiese apostado mil lunas a que el guerrero estaba igual de emocionado que él.
– ¡Acecho! ¡Hey, Acecho! –. Una voz le susurró desde uno de los muros rocosos del campamento.
Levantó la vista intentando ver de quién provenía, estaba seguro de que no era su imaginación.
Una piedra impactó contra su cabeza y rodó hasta la Cornisa Rocosa donde estaba Vuelo Raudo. Sacudió la cabeza algo adolorido por el impactó y luego volvió a escudriñar el claro, estaba bastante seguro de que la piedra se la habían lanzado a propósito.
Al girar la vista hacia un muro cubierto de liquen y brezo, captó el movimiento de un arbusto y las orejas rectas y finas de Florecida.
Disimuladamente se incorporó y avanzó por el muro hacia el aliviadero. Vuelo Raudo lo miró con curiosidad pero él le hizo un gesto indicándole que iba al lugar para aliviarse.
Vuelo Raudo asintió con un movimiento de la cabeza y se volvió a sentar de espaldas a él.
Aliviado comenzó a subir por el muro tratando de no resbalar, hasta que llegó arriba y se detuvo trastabillando para recuperar aire.
– ¡Acecho, por aquí! –. Lo llamó Florecida por entre los arbustos.
Se puso en pie y comenzó a avanzar fijándose de no hacer ruido o de que algún guerrero de su Clan estuviese cerca, sabía que si lo veían se enojarian y lo mandarian a realizar tareas de aprendices.
– Hola Acecho –. Ronroneó la voz de Florecida que lo observaba a unas colas de distancia.
– Hola Florecida –. Saludó con calidez, feliz por ver a su amiga de nuevo.
– Ya no me llamo Florecida –. Dijo la gata sacudiendo la cola con entusiasmo. – ¡Ahora soy Barra Florecida! –.
– ¡Felicidades! –. Ronroneó restregándose contra la joven. – Yo también tengo un nombre nuevo, ¡Ahora soy guerrero! –.
– ¿Y cómo te llamas? Dejame adivinar… ummm, ¿Acecho Oscuro? –.
– No, me llamo ¡Acecho Veloz! –. Dijo risueño y a la vez emocionado.
– Eso es ¡Fantástico! –. Ronroneó dándole un lametón.
– ¿Dónde está Zarpa de Junco? –. Preguntó preocupado. – Está bien ¿Verdad? –.
– Esa bola de pelos, pufff, sí, está bien, se ha quedado en el poblado, y ahora es Junco –. Dijo mientras se pasaba la lengua por una zarpa.
– Y… ¿Quién los nombra? –. Sonó confundido.
– Es un gato llamado Sombra, él nos da los nombres y él lidera a todos los gatos del poblado, aunque es muy viejo y está algo débil, todos están muy asustados porque temen a quedarse sin líder, él es el que nos decía los mejores lugares para conseguir comida y agua. En el poblado es muy difícil vivir –. Barra Florecida sonó triste.
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El Pasado De Acecho de Ratón (OCS Edition Special)
Fanfiction"La Verdad puede ser Letal" Trás siglos de paz en el bosque, una misteriosa profecía aparece prediciendo de una terrible oscuridad que sumirá el bosque en dolor. La profecía es escuchada por un joven del Clan del Sol, Acecho, quien junto a su amiga...