18. Una nueva vida

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POV Shisui

Al escuchar esa frase quedé en shock, mi mente dejó de funcionar por un segundo preguntándome a que se refería el Hokage al decir eso, miré a Hiroshi el cual bajó su mirada triste, volví toda mi atención a Kakashi que me miraba con tristeza y lastima.

- ¿A que se refiere? – pregunté seriamente sin dejar de pensar en lo que me acababa de decir, sólo quería ir a casa para asegurarme que mi linda esposa estuviera bien con los niños

- Te lo diré, pero debes calmarte, si cometes una estupidez la más perjudicada será Hinata, lo entiendes ¿no? – asentí lentamente mientras trataba de controlar mi rabia – Hiroshi escuchó una reunión de ambos clanes... - lo interrumpí algo confundido

- Los clanes no se mezclan, no hacen reuniones entre ellos – dije molesto

- A mí también me pareció extraño, pero el tema del cual hablaron es horrible... - suspiró fuertemente – yo sé que Hiroshi quiere mucho a Hinata y jamás mentiría con algo así, lamentablemente no tiene pruebas, pero yo creo que debemos confiar en él, siempre tuve una corazonada acerca de ambos clanes...

- Al grano Kakashi... – ya me encontraba molesto, ansioso y furioso, apreté mis manos formando puños y enterrando las uñas en las palmas de mis manos

- Quieren quitarles a sus hijos – dijo seriamente colocando toda su atención en mí, por un segundo pensé que era broma o eso quería pensar. Todos sabían que no era una persona muy paciente sólo lo era con mi Hinata, suspiré pensando en ella, la persona que más amo sufrirá por mi culpa si no hago algo, si era necesario mataría a los ancianos de ambos clanes con tal de obtener la seguridad de mi familia.

- ¿Cuándo? – sólo pude preguntar eso, estaba enojado, molesto, furioso, triste y angustiado, mi familia ya corría peligro y eso que los pequeños aún no nacían, ¿Cómo será cuando estén en este mundo?, serán perseguidos siempre por las personas ansiosas de poder, esto no podía estar pasando.

- No lo sabemos, lo más probable es que la secuestren, la necesitan para cuidar de los niños. En cuanto a ti... te quieren eliminar. – respondió el Hokage analizando cada gesto que venía de mi parte

- Como si pudieran – dije con una risa sin gracia, la cual sonó más aterradora de lo que yo quisiera y al pequeño le dio un escalofrío – ¿y si los mato antes?

- Serás condenado y te matarán. ¿Quieres dejar a Hinata sola? – negué con la cabeza y controlé mi respiración tratando de calmar mi enojo – los ANBU están cuidado tu hogar en estos momentos y lo harán hasta que ya no exista peligro alguno. Se le informará a Fugaku y a Hiashi para que estén al tanto y vigilen a los ancianos de los clanes. – un suspiro salió de los labios del peligris – Es lo único que puedo hacer por el momento. Shisui cuida de ellos.

- No es necesario que lo pida – al responder miré a Hiroshi para que saliera conmigo, ambos hicimos una reverencia y nos dirigimos a casa. Iba perdido en mis pensamiento sin saber qué hacer para mantenerlos a salvo hasta que escuché la voz del pequeño pelinegro

- Usted la protegerá ¿no es así? – me preguntó muy preocupado

- Lo haré – respondí mientras agitaba su cabello – los cuidaré con mi vida

Dejé al pequeño en la puerta de su hogar, no me marché hasta que su madre salió y lo recibió, el me miró con una sonrisa triste y se despidió. Corrí a casa para verificar si Hinata se encontraba bien y tal como había dicho Kakashi había ANBU por los alrededores lo que agradecí internamente, entré en mi hogar y vi a mi esposa dormida en el sofá con un libro en sus manos, lo quité suavemente y besé sus labios, ella sonrió entre sueños lo que me pareció lo más dulce del planeta, la tomé en brazos para acostarla en nuestro dormitorio y arroparla cariñosamente. Me senté en la cama para apreciar un momento su rostro que era iluminado por la luz de la luna, siempre fue tan hermosa, su piel es perfecta y clara, poseía esa hermosa y respingada nariz, me gustaría que los pequeños tuvieran sus facciones, me mordí el interior de la mejilla al sentir un picor en mis ojos, no podía permitir que nada les ocurriera, desde esa noche una presión en el pecho se fue acumulando de apoco.

Sólo quiero que seas felizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora