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"Por favor
vive,
por ambos"

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Caminó por las desoladas calles de la ciudad, pisando ese fina capa de nieve que recubría las calles de la ciudad, era muy molesta. El frío calaba en sus huesos, al parecer de nada servía tener aquel abrigo. Chasqueó la lengua con molestia, aquella maldita nieve seguía cayendo sin mostrar señales de detenerse, era una molestia.

Odiaba la nieve, porqué ya no había ese alguien que le recordará la calidez de está, cómo alguna vez hubo. Pasó a ser una simple molestia, porque estaba maldita.

La odiaba, por contener en ella, la sangre de su amado.

La odiaba con la misma intensidad que odiaba está ciudad, porque ambas inevitablemente llevarían a su adolorido corazón, a recordarlo.

Recordar sus besos, sus caricias, su amor. Era algo que quedo marcado en cada punto de está ciudad. Porqué al igual que la nieve que ambos tantos adoraban, no eran más que un vil recuerdo de su partida que soportaba ver cada día.

Cómo si no le bastará todo lo demás, cómo si no le bastará todas las veces que encontró ese lado de la cama vacío al despertar por las noches, cómo si no bastará recorrer cada lugar que él frecuentaba, con el único propósito de encontrarlo sano y salvo.

Cómo si no le bastará que el mundo entero le recordará la partida de su esposo en cada maldita oportunidad que tenían.

Odiaba la nieve y la ciudad que le recordaban a él.

Odiaba a las personas de está ciudad por recordárselo.

Odia su voz, porque era algo que él amaba.

Odia sus manos y sus labios, por haber mantenido un largo contacto con él.

Odiaba sus ojos, su cabello, su nariz, todo de si mismo, todo sin excepción. Porque alguna vez, supo que él lo amó, lo amó tanto que decidió que su vida no valía nada en comparación a la suya.

Porque no podía sentir aquellas ganas de vivir que hace tanto perdió en medio de la agonía de su amado, pero aún estaba aquí, intentando cumplir aquella promesa susurrada a la muerte. Viviría está asquerosa vida por alguien más. Para encontrar alguna paz en el camino o solo esperar su muerte para reunirse con él.

"El pedirme que viviera por los dos, fue tú más grande y egoísta petición, porque junto a tú último aliento, lo perdí todo. Todo aquello que me mantenía vivo."

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Rusia caminó desesperado, de vuelta a su coche mientras escuchaba la preocupada voz del mayordomo.

-El joven esposo desapareció, a eso de las 2 y media, después del almuerzo. Lo estuvimos buscando por más de dos horas pero no lo encontramos, por eso lo llamé- escuchó decir al hombre de tercera edad, sabía que algo malo pasaba cuando un estúpido abogado llegó a las puertas de su casa, con unos papeles que debía firmar para heredar la compañía familiar, la que antes le pertenecía a su hermano y de la cual, su cuñado disponía cierta parte. Ahora él quedaba cómo dueño totalitario de la empresa, no era definitivamente algo que quería.

-Perú no pudo haber ido tan lejos, emitiré una orden de búsqueda entre mis hombres, no podemos confiar en la policía hasta que pasen las 48 horas y podamos reportarlo cómo desaparecido- con un ademán índico a su chófer que encendiera el motor, antes de subir, el hombre volvió a hablar.

-Por favor, encuentre a Perú- y junto a su reverencia, le siguieron muchas otras, todas ellas de trabajadores de la mansión. Querían ver a "la dama de la casa" regresar.

Pero Rusia sabía, muy en el fondo, que probablemente no lo encontrarían, desde la muerte de su hermano mayor, corrían el riesgo de que el peruano pudiera desaparecer.

Porqué el amor que ambos se tenían, era tan grande que si uno de ellos se marchitaba, él otro le seguiría, solo era cuestión de tiempo. Era un amor tan grande y peligroso que ambos se tenían.

El amarse el uno al otro, fue su más exquisita forma de autodestrucción.

...
¿Dos historias en un mismo día, loco no? Pues ya tengo el primer capítulo de la otra :'v

Voz [Todos X Perú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora