Voz [Todos X Perú]

2

"Le gustaba tanto mi sonrisa
que cuando se fue,
se la llevó"

︻╦̵̵͇̿̿̿̿╤─── ҉

Miró hacía el techo del autobús, suspirando secó con sus mangas la pequeñas lágrimas que se asomaban por sus ojos. Se sentía tan vacío.

Se dió fuerzas mentalmente, dejaría atrás este país y regresaría a casa, aunque exactamente esa sensación de "hogar" quedaría vacía.

Ya no había un hogar al cual regresar y nuca más lo habría.

Bajó del vehículo cuándo este llegó a su próxima parada, ya había llegado a su destino. Caminó unas cuantas calles más hasta el aeropuerto de la ciudad.

-Tch- chasqueó su lengua, otra vez había empezado a nevar, corrió el poco tramo que le quedaba antes de llegar al aeropuerto. Aunque pensándolo bien, probablemente por la nieve los vuelos serían cancelados, apresuradosé a ese veredicto cambió su ruta antes de llegar a la central.

Está era otra razón más para odiar a la nieve, no hacía más que molestar y causar problemas.

Con un nuevo destino en mente, la central de buses caminó sin importarle los pequeños copos que seguía precipitándose sobre él. Tal vez retrasaría su salida del país, y la nieve nada tenía que ver con su cambio de planes, le dolía un poco dejar el país que tanto amo ese hombre.

Algo contradictorio puesto que hace unos cuantos minutos su propósito principal era alejarse de todo aquello que le recordará a este mismo, todo eso que ahora solo podía resultarle odioso, aún si eso significará odiarse a si mismo.

︻╦̵̵͇̿̿̿̿╤─── ҉

-Vamonos- Rusia tachó el nombre del lugar en dónde se encontraba, sacándolo de su lista -¿En dónde estás?- preguntó al vacío mientras el auto empezaba a andar.

Todo quedó en silencio, mientras que él solo podía seguir pensando en donde rayos estaría su cuñado y rezando para que nada malo le pasará. Momentos después, se abalanzó hacía su olvidado celular en los asientos de adelante, había empezado a sonar distrayendolo de sus pensamientos y esperanzandolo de escuchar alguna buena noticia de su desaparecido cuñado.

-Le escuchó- contestó, sin fijarse en realidad quién le había llamado.

-¿Es cierto que Perú desapareció?- y justo era con quiénes menos quería que se enteraran de todo el asunto. Sus demás hermanos menores lo llenaron de preguntas que estuvo forzado a contestar.

︻╦̵̵͇̿̿̿̿╤─── ҉

-Buenas tardes- Perú río ante el nervioso hombre, le parecía gracioso que tal grande y, seguramente fuerte, sujeto se acobardará al estar frente a él -Dió una fabulosa presentación- se calló, buscando las siguientes palabras que usaría -Quiero felicitarle por tal magnífica presentación, fue la mejor que tuvo- el joven cantante alzó una ceja, haciendo retractar al hombre de sus palabras -No quiero decir que sus otras presentaciones no fueran buenas, solo que está vez ¿Lo hizo mejor?- dijo, con duda al final, tratando de arreglar su error.

-Muchas gracias, esperó que pueda seguir viniendo a mis demás presentaciones- agradeció, ese hombre con vestimenta militar y una ushanka habían mermado un poco las ansias que siempre tenía después de cada actuación suya.

-Si me lo permite, quisiera entregarle un pequeño presente de este fanático suyo- el hombre se sonrojo mientras Perú miró sorprendido las hermosas flores que no deberían poder sobrevivir a este clima invernal -Sé que puede ser difícil para usted acostumbrarse al frío de Rusia y dejar atrás su país de origen, por eso quise traerle algo que pudiera recordarle a su casa- el tono tan seguro de voz con el que había empezado cayó hasta casi volverse un murmullo al final.

Perú río, encantado con el tímido y frío hombre que tenía adelante.

-Muchas gracias...- se calló súbitamente esperando a que el otro se presentará, así podría saber a quién le estaba agradeciendo por las flores.

-¡Urss!- gritó su nombre, tosió al darse cuenta de eso mientras se sonrojaba más al escuchar la risa del cantante de opera -Soy Urss, mucho gusto- tendió la mano.

-Perú, también es un gusto conocerte-

︻╦̵̵͇̿̿̿̿╤─── ҉

El tan aclamado ex cantante de opera, y desde hace un tiempo, viudo de Urss, un ex militar y magnate; Perú sonrió por última vez, ante el recuerdo.

Fueron buenos tiempos aquellos, porque aun podía saborear la dulzura de ese antaño. E inevitablemente, más lágrimas cayeron ante el dolor de esas memorias.