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"La forma que teníamos de amarnos locamente.

Esa forma que teníamos de poder ver el universo a través de los ojos del otro, la forma que tenían de aprisionarme con sus cálidos brazos en un amoroso abrazo suyo, la forma que teníamos de pronunciar miles de palabras de amor que nunca nos cansamos de susurrar.

Es una de esas sensaciones que ni muerto olvidare, pero que ya no podre experimentar. La sensación de su frío abrazo y su suspiro de muerte, es lo ultimo que tengo de él y lamentablemente, lo que me queda de ese amante"

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-Vamos- se dio ánimos mentalmente para comenzar su día, aunque ya era bastante tarde para hacerlo. Se convenció mentalmente que el despertó en una hora adecuada, y todo ese bullicio causado por la multitud en las calles, todas esas personas halla afuera, no habían respetado el horario y se habían levantado muy temprano.

Realmente, no quería levantarse de su cama aunque ya estuviera despierto desde muy temprano, en cambio, se quedo unos ratitos más y lo único que pudo hacer, fue levantar su mano, los pocos rayos de sol que se alcanzaban a colar por las cortinas lucían sobre su blanca piel y el solo aprecio la calidez que el astro podia darle, la única que pudo llegar a sentir en estos últimos días, en esas largas semanas y patéticos largos meses.

La sensación de esa cálida luz amarilla sobre su piel le brindo un poco de consuelo, hasta que se canso de que el sol quemara su piel y se levanto para cerrar bien las cortinas y apurarse a regresar a la cama, dejando la habitación en la oscuridad total. Pero su descanso no duro mucho y tuvo que arrastrar su anatomía escaleras abajo hasta la cocina.

Aunque su estomago no rugiera ni sentía ese vacío o esa exigencia de alimentarse, lo hizo igual.

Quería comer cualquier cosa que encontrara para poder volver a la cama, pero no conto que en toda la cocina, no pudo encontrar nada, pensó que por lo menos cuando se casaron y dejaron este lugar para vivir con sus queridos suegros y familiares del ruso, como ambos acordaron, había dejado alguna lata de atún para cuando volvieran, o por lo menos una lata de café.

Ni arroz había.

Se sentó en una de las sillas del comedor, pensando que debería hacer eso y recordando unas cuantas memorias.

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-¡¿Qué?!- Perú recordaba que en ese entonces, dio un grito al cielo y mirando enojado a su novio, recuerda también que dejo el pequeño restaurante en medio de las miradas atónitas de los demás comensales mientras Urss se apresuraba a alcanzarlo y dejar el dinero correspondiente de los alimentos consumidos, aunque no estaban terminados.

El soviético lo encontró desesperado cerca al Volkswagen amarillo que tenían, no pudo ni dar unos cuantos pasos hacia el peruano para consolarlo cuando ya lo tenia entre sus brazos.

-Voy a conocer a tu padre y a tu familia- volvió a repetir la propuesta que su amante y la razón por la cual había entrado en pánico.

-Aja, ellos quieren conocerte, quieren saber mas de la maravillosa persona con la cual estoy saliendo- tomo delicadamente entre sus manos su rostro, dando unas cuantas caricias para calmarlo.

-¿Cuando será?- pero Urss no podia decirle que mañana -¿Urss?- Perú ya sentía, ya presentía que lo que se que su pareja soltara en ese momento, solo firmaría su condena de muerte.

-Mañana- el ruso dormiría en el sofá. Y que ni se atreviera a contradecirle.

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Recordó aquel pequeño episodio en el que casi asesina al soviético. No rio, más una pequeña sensación de alegría se instauro en su pecho, pero fue tan fugaz que no pudo disfrutarla. El dolor de perderlo era algo que aun estaba presente y no sabia si lograría superar su recuerdo.

Por el momento ya no quería hacer nada mas, solo quería seguir soñando con un futuro diferente, uno mas cálido donde su apasionado amante lo acompañara en sus fantasías y no lo dejaría por todo lo que restaba del ensueño.

Porque en la cruda realidad, lo había perdido desde hace mucho tiempo.

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Rusia no pudo evitarlo, la noticia llego a los círculos sociales y luego, inevitablemente a los medios de comunicación. Ahora todo el mundo estaba al tanto de la desaparición de su cuñado y eso, de cierta forma estaba ayudando a su encuentro. No podia decir que era tan beneficioso, recorrían rumores acerca de que su familia lo había botado de la casa o de que el se marcho por no soportar la perdida de su esposo, también comentarios de oídio hacia su perdido cuñado. Como sea, esperaba encontrarlo pronto mas que todo, por deseo de su propio hermano.

"Si algún día llego a morirme, quiero que lo protejas" en ese momento rio junto a su hermano por su comentario, y la mirada de tristeza de este, recién empezaba a tomar sentido.

-Rusia- Ucrania entro a su despacho -Alguien lo vio- mira la fotografía que su hermano le alcanzaba, una foto de perfil tomada sin permiso del protagonista de este, pero sin dudas, podia reconocer a su cuñado enfrente de un teatro en San Petersburgo. No pregunto como inexplicablemente su hermano tenia esa foto en sus manos. Se alisto para el viaje.

-Bien, partiré esta noche, espero que siga así- pero su hermano no lo dejo marchar e ir a su encuentro.

-Te acompaño- la mirada de su hermano decía que no aceptaría un "No" por respuesta.

-Bien, pero no preguntare tus motivos- Ucrania parpadeo y asintió furiosamente.

-Tch- una llamada entrante los llevó a ambos a fijar la vista en el celular -Lo escuchó- saludo.

-"Supongo que ya tiene idea de dónde está Perú, quiero ir"- una voz conocida hablo al otro lado de la línea, Usa. Fiel amigo de Urss, suspiró, sabia, desde el momento en que Perú cruzo las grandes puerta de su mansión, que seria a la vez la salvación y destrucción de su familia.

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⏰ Última actualización: Sep 21, 2021 ⏰

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