En muchas ocasiones distaba de ser un chico suspicaz. Si acaso contaba con ese sexto sentido del que muchos alardeaban al menos una vez en la vida, tampoco lo recordaba, o simplemente olvidaba que existía, pasando por alto también el poder de su intuición.
Pero...
Supo que algo no andaba bien. Lo supo en el momento en que no pudo dejar de ver el cielo, observando como los colores mezclados de la tarde se iban apagando lentamente hasta que solo quedó un manto oscuro lleno de puntitos blancos. Nuevamente lo supo cuando las ganas de volver a casa fueron mucho más grandes que continuar con su entrenamiento nocturno. ¿Lo extraño? Que su casa estaba sola y vacía, y Naruto lo sabía mejor que nadie porque Hinata se encontraba en mitad de una misión, siendo él mismo quien no se apartó de ella hasta que la vio alejarse de la aldea.
Y una vez más lo supo...
... Comprendió que nada estaba bien porque ese ANBU silencioso, oculto para la multitud y solo visible para su angustia, estaba ahí, en el techo de su habitación, por una sola razón.
Las palabras no fueron necesarias. Podía ver a través de esa máscara como detrás de esos pequeños orificios se asomaban unos ojos tan oscuros como la manga de pensamientos negativos que comenzaban a nacer en un rincón de su cabeza.
No eran buenas noticias.
Pero no siquiera permitió que le explicara que estaba ocurriendo, porque cuando fue conciente de su propia respiración, Naruto se encontraba corriendo lejos de casa, en dirección a un lugar que no tenía claro, y que en su mente solo se veía borroso porque no se estaba permitiendo pensar.
Las piernas le dolían mientras sus pies se enterraban contra el suelo y avanzaba a pasos agigantados con la vista nublada y el corazón en la garganta, latiendo con fuerza contra sus pobres oídos que solo querían dejar de oír ese golpeteo doloroso.
Las puertas del hospital se abrieron automáticamente cuando él cruzó como un desquiciado, olvidando por completo que los únicos que podían correr, en caso de emergencia, serían los médicos y sus asistentes.
Varias miradas curiosas, extrañas, otras simultáneamente alertas se posaron sobre él y su andar apresurado.
Detrás de él, tal vez lejos o quizás demasiado cerca pudo oír su nombre siendo aclamado a viva voz. Sabiendo que podrían detener su andar, sus piernas se movieron con mayor ímpetu, con mucha más rapidez, tanta que sentía como le subía la sangre hasta la cabeza y gotas de sudor le bajaban por la frente.
No estaba cansado, estaba ansioso y asustado porque ese latir apresurado de su corazón no cesaba, continuaba tan veloz, tan fuerte y vivaz haciéndole saber que nada estaba bien, porque ese nudo en su garganta y esa pesadez en su estómago le gritaban que estaba por perder algo importante.
Tras varios pasillos atravesados, otros tantos vistazos hacia atrás, se encontró con una escena que lejos de hacerle sentir seguro, confirmó en silencio que las ideas terroríficas en su mente no eran más que la realidad asomándose desde el inicio de una pesadilla.
Sakura yacía apoyada de espaldas contra una de las muchas paredes del enorme hospital, su cabello corto se encontraba recogido en una coleta que de seguro minutos atrás estuvo mucho más ordenada y perfectamente hecha, porque ahora ligeramente desecha con algunos mechones escurridizos colados por su rostro.
Sus ojos horrorizados observaron con temor el atuendo que Sakura portaba, esa bata comúnmente pulcra y blanca ahora no era más que un pedazo de tela cubierto de sangre, mucha sangre.
No era alguien asquiento, jamás temió de ese líquido que presenció tantas veces en el pasado, volviéndose algo totalmente común. Pero no en esta ocasión, no en ese momento cuando su cordura parecía estar aferrándose a un hilo demasiado delgado y vulnerable. Ahora le aterraba verla, le asustaba pensar de quién podría pertenecer.
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Not remember you ┊NaruHina
FanfictionHinata Hyuga pierde la memoria tras salir gravemente herida de una misión que resultó ser una trampa sanguinaria. Ya no recuerda hechos ni personas, tampoco su profundo amor por Naruto Uzumaki: su esposo.