┊Capítulo veintidós

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A Hinata le gustaba mucho salir con Naruto, pese a que en un comienzo se le hacía difícil al no recordar ni un solo camino, él, con paciencia y todo el amor que siempre le profesaba, la guió llevándola de la mano.

El sentimiento era reconfortante para ella, porque aunque no recordaba su historia junto a él, cada vez que estaba cerca, cada vez que lo sentía cerca, cada vez le regalaba una sonrisa, Hinata sentía que no necesitaba nada más. Él provocaba en ella un algo que no sabía cómo describir ni tampoco como llamarlo, pero lo asociaba a la tranquilidad más pura que una persona podía sentir al lado de otra. Serenidad, paz. Amor. Eso es lo que Hinata sentía.

Pero aunque en sus brazos se sentía segura, completamente a salvo de todo lo que pudiera ocurrir, también existían momentos en los que la inseguridad le asechaba, cuando debían salir de casa y enfrentarse a una aldea entera que no le quitaban los ojos de encima. Ni a él ni a ella.

Hinata no entendía que era eso que hacía que las personas pusieran sus ojos sobre ella. Aunque muchas veces no pudo, otras cuantas si devolvía las miradas con curiosidad. Había mucha gente que parecía tenerle lástima, o a esa conclusión logró llegar después de pensarlo un par de noches en las que el insomnio fue su fiel compañero. ¿O tal vez la lástima era hacia Naruto? ¿Tal vez las personas pensaban que era una desgracia para él cargar con una esposa que había perdido su memoria? ¿Con una esposa sin memoria y con un hijo en camino?

También había pensado en ello unas cuantas noches más, suspirando entre tristeza al no saber la respuesta exacta.

Incluso había llegado a la conclusión de que en realidad todo era causa de su imaginación, que esas miradas en realidad jamás existieron y que todo se debía a ella, a ella y al temor que sentía de quedarse tal cuál estaba.

Sí, Hinata no quería exagerar, por eso es que ni siquiera mencionaba la cierta incomodidad que eso le provocaba, mil veces prefirió mirar hacia otro lado, o simplemente centrarse en otra cosa, en algo, en alguien, en él.

Hinata prefería centrarse en Naruto, en la unión de sus manos, porque él no le soltaba en ningún momento. Sabía que lo hacía porque la amaba, pero también porque estaba asustado de dejarla sola, de que algo más pudiera ocurrir y que está vez el resultado fuera mortal. Ella lo sabía, sabía de su temor.

Él tomaba su mano con la misma fuerza de siempre, podía transmitir ese sentimiento mutuo que existía entre ambos con un contacto tan simple como ese, por eso que Hinata podía centrarse en ello sin problema, olvidar al resto del mundo tal como prefería hacerlo en ese preciso momento.

—Tranquila —la voz de Naruto, en tono bajo, llega hasta sus oídos. Ella quita sus ojos de la unión de sus manos y los lleva hasta él. Naruto no la mira de vuelta, él continúa con su camino viendo al frente en todo momento. — No prestes atención a las miradas, no es importante.

Hinata abre sus ojos con sorpresa.

—¿Lo sabías?

Naruto asiente.

—Por supuesto. Lo noté hace mucho, tenía la esperanza de que tú no —él suelta un pequeño suspiro mientras la observa por encima de su hombro. — Pero también me doy cuenta de lo inquieta que te pones, sé que no te gusta ser el centro de atención, que no te gustan las miradas que la gente te da.

Hinata intenta decir algo más, pero se siente descubierta completamente. Él ha dicho todo su sentir en unas simples palabras que describieron del todo como se estuvo sintiendo durante el último tiempo.

—Debiste decírmelo —Naruto estrecha el agarre tirando del cuerpo de Hinata con suavidad hacia el suyo, ella solo puede observarlo a él. Sabe que se encuentran en medio de la aldea, cerca de los campos de entrenamiento. Aún merodean unas cuantas personas, pero Hinata ya no les presta atención. Había una especie de péndulo en la mirada ajena, ese azul potente que le mantenía hipnotizada. Al menos lo suficiente para no prestar atención a los demás.

Not remember you ┊NaruHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora