┊Capítulo treinta y uno

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No era primera vez que Naruto expresaba su rechazo hacia los hospitales. Durante sus últimas instancias estando en uno, el miedo siempre estuvo latente de que algo pudiera ocurrir. Incluso en ese momento, cuando debía ser el hombre más feliz del mundo.

Y lo era, de hecho. Lo era incluso si el pequeño había llegado al mundo un poco antes de lo planeado, pero se aliviaba al suponer que todo estaba bien con él y su salud. Lo era tanto, que no podía creerlo de sí mismo. Estaba asustado, pero al mismo tiempo tan feliz, tan enormemente feliz que las palabras no cabían en su boca. Era una mezcla adrenalínica de tantas emociones que no podía compartir con nadie en ese instante, pero que ansiaba hacer.

Su hijo, el hijo del amor entre Hinata y él ya había nacido. Era un bebé fuerte, hermoso, único. Podía recordarlo con tanta facilidad, como fue ver su pequeño rostro por primera vez. Era increíble el parecido que existía entre ambos, como sus cabellos rubios eran idénticos a los suyos, e incluso en su rostro yacían cuatro líneas marcadas, dos en cada mejilla. Él era... la prueba de la fortaleza de su mujer. La prueba viva de la vida de Hinata. Y era tan sencillamente emocionante, tanto, que lo único que quería en ese momento era llorar. Aferrarse a Hinata y llorar como un niño, porque desde ese momento se había convertido en padre gracias a la mujer que amaba.

—Naruto —la voz suave de Sakura detrás de él le hizo alejarse de todo pensar. De inmediato voltea hacia ansioso por tener noticias nuevas de su mujer y de su hijo. Sabía que los dos estaban bien, que tenía la necesidad urgente de estar con ambos en ese preciso momento.

—Sakura... ¿cómo está Hinata?

—Entenderás tú, que el proceso fue muy agotador para ella —Naruto asiente una infinidad de veces, recordando cómo durante todo momento ella apretó su mano con fuerza. — Pero está todo bien. Hinata se encuentra estable, aunque aún no despierta. Tu hijo también está en perfecto estado y durante los próximos minutos lo traerán a la habitación de Hinata para que se conozcan como corresponde.

—¿Puedo entrar a verla? Quiero estar a su lado —Sakura asiente con una pequeña sonrisa llena de emoción. — Gracias.

Él, con toda la intención de entrar a la habitación, voltea de inmediato, siendo detenido por Sakura, quién posa una mano sobre su hombro.

—Felicitaciones Naruto, y también felicita a Hinata de mi parte. Tu hijo es precioso, y estoy muy contenta por ustedes.

—Gracias, Sakura.

Ella le da un último apretón cariñoso en su hombro antes de que Naruto entre a la habitación.

Hay un pequeño recuerdo triste en su mente cuando entra y todo se encuentra en silencio, sobre todo cuando la ve ahí, tendida en su cama. Dormida, tranquila. Sabe que ahora no se encuentra en coma, ni que tampoco es probable que no despierte. Pero no puede evitar recordar aquello de manera amarga, rogando por jamás vivir aquella situación otra vez.

Ansioso se acerca hasta la cama dónde Hinata descansa y agradece ver qué su rostro no está tan pálido como antes, sus labios están un poco más rosados pero entiende que se ha esforzado demasiado.

Naruto no tarda en acercarse a ella y tomar una de sus manos, estrechándola entre las suyas. Suspira y cierra sus ojos conteniendo las lágrimas por la emoción mientras besa sus nudillos.

—Perdóname —susurra. — Perdóname por haberme comportado como un idiota durante los últimos días en lugar de estar a tu lado, como debí hacerlo.

Estaba muy arrepentido de su propio comportamiento hacia ella por verse cegado ante la situación que les amenazaba constantemente. Estaba tan arrepentido y se sentía tan imbécil ahora que la verdadera realidad le soplaba en la nuca. Tenía a su mujer junto a él, mientras su hijo estaba seguro en una habitación cercana. Tenía a su familia con él, y lo único que hizo durante el último fue lamentarse como si ya los hubiera perdido desde antes.

Not remember you ┊NaruHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora