Más allá de los muros [Shingeki no Kyojin X Gotoubun no Hanayome]

28. Esperanza o Demonio (Arco: Infiltracion a HiroCorps)

"¿Son ellas verdad?"

"Las que te llevaste ese día"

"Ellas son..."

"Tu regalo para mi"

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El castaño abrió los ojos instantáneamente, despertando así de aquel extraño sueño.

Miro lentamente a su alrededor, estaba en un callejón y a su lado se encontraba la moto que había alquilado el día anterior. Se levanto lentamente para asomarse hacia la calle. De esta manera contemplo el paisaje durante el amanecer en Kyoto mientras tenía recuerdos mezclados entre la última noche y el reciente sueño que acababa de tener.

Si bien el interior de su cabeza siempre era un desastre, en estos momentos por alguna razón lo era más. De todos modos, el castaño se esforzaba por ordenar las cosas dentro de su mente

El segundo día en Kyoto no había hecho nada más que empezar

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Nuestro protagonista se encontraba revisando las cosas de su bolso para asegurarse que no le faltara nada, lo que, para su fortuna, fue así. Una vez hecho esto, se levantó a paso lento para no tensar algún musculo por error. Había dormido sentado, algo encorvado y con un poco del peso de su moto en uno de los costados de su cuerpo, por lo que sentía algo de pesar en él.

Se estiró en dirección hacia el cielo desperezándose mientras soltaba un largo bostezo. A continuación, se dirigió aún más al fondo del callejón en el que se encontraba. Allí había una llave de agua la cual abrió para lavarse las manos y tirarse algo de agua a la cara para despertarse completamente

Eren: Ese fue... un sueño bastante raro... - susurro en un bajo tono de voz

El chico volvió a tirarse agua al rostro para despabilarse de sus propios pensamientos. Se seco con las mangas de su chaqueta y volvió en dirección al vehículo

En pocos minutos, los largos cabellos del castaño ya estaban fluyendo en el aire producto de la brisa que provocaba la velocidad a la que iba la moto. El joven Fundador trataba de concentrarse y no pensar en el hambre y sueño que estaba teniendo. La realidad es que, con lo sucedido anoche, apenas había dormido poco menos de dos horas y, como estuvo desvelándose casi toda la madrugada, el hambre era algo que lo había estado molestando desde esas horas.

Gracias al mapa que llevaba junto a él, encontró un minimercado donde podría comprar algo para comer y que, además, para su suerte, se encontraba al lado de una estación de servicio, lo que significaba que podría recargar gasolina en su moto, aun mas recordando el largo trayecto que tuvo que recorrer la noche anterior. Sin dudarlo más, el chico acelero el motor.