1 JHON

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1:00 A.M.

Salía tarde del trabajo tarde como la mayoría de los días, mi jefe es un estúpido inconsciente que no sabe respetar "horarios laborales".

Esto ya es costumbre, llevo trabajando en la misma empresa diez años, casi no veo a mis hijos y mi esposa es un caso perdido, esa llama del amor ya no está ni estará.

Yo la entiendo, le pagamos una niñera y además ella trabaja hasta las diez de la tarde como debería ser mi horario de salida también.

Cuando nos mudamos a esta ciudad pensamos en la hermosa vida que tendríamos pero todo está jodido.

—Tú llegando tarde de nuevo, ya debería estar acostumbrada —en su mirada ya no sentía el amor que ví en ella cuando nos conocimos en la escuela.

—Tenía que terminar un par de cosas en la empresa —desvíe mi mirada a la sala donde mi hija Maria de diecisiete años y Lucas mi hijo de diez estaban sentados en el sofá con lágrimas en la cara

Me acerque a ellos, para que me vieran de cerca y poder hablar con ellos.

—¿Que sucede? Pueden contarme —no me respondieron palabra alguna —Claudia ¿qué les sucede? A los niños — le hablo a mi esposa.

—Que te digan ellos —dijo despreocupada.

—Hoy nos golpearon en la escuela por mi falta de "popularidad" y a Lucas por no tener amigos —me destrozaba el alma que sufrieran tanto y yo no poder hacer nada.

—Mañana me iré a la escuela con ellos y pasaré para hablar —Claudia me miro indiferente y subió al segundo piso.

La tristeza me inundaba, soy un inútil pero hago lo más que puedo, se que no es suficiente y esto me esta rebasando los límites.

Al otro día cuando los acompañe y pase a hablar con el director me encontré con la sorpresa de que a ellos les va bien en la escuela y no tienen problemas con nadie.

Le reste importancia y no discutí más, no me dirían quienes fueron así que tendré que hablar con Maria y Lucas.

—Hola señor, escuche que viene a hablar por Maria y Lucas —era una pequeña niña, compañera de Mariana supongo —conozco a Maria y ella no quiere decirle pero, ella llega con golpes de casa, siempre era en los brazos y así pero esta vez se ve mal de verdad, tiene las piernas inflamadas y el pecho muy morado por el golpe que le dieron.

—Su madre no los golpearía así, además ellos me dijeron que eso sucedió acá en la escuela —estaba confundido, pero dispuesto a escuchar.

—No, no su mamá, su otro papá, ella me cuenta que cuando su madre no va a trabajar lo lleva a casa, dice que es un tipo drogadicto y que los golpea.

—¿Estás segura de lo que dices? —dije algo alterado.

—Si no fuera así no le decía, Maria es mi amiga y Lucas un niño adorable, pasan por mucho —sentí mis ojos llenos de lagrimas.

—Gracias por confiar y hablarme esto.

Al llegar a casa discuti con Claudia y ella descaradamente me confesó todo, como dejaba que ese tipo golpeara a mis hijos y lo dejaba drogarse cerca de una jovencita sabiendo los malos pensamientos que el podría tener.

Discuti todo el día con ella, dieron las tres de la tarde y yo no había ido a trabajar, esperaba a los niños para armar las maletas he irnos, no les permitirá este sufrimiento ni un día más.

Los niños llegaron y mi alma se destrozo al verlos sorprendidos de que estuviera en casa tan temprano, subimos al cuarto y mientras armabamos las maletas Maria, mi niñita, mi luz me confesó que ese tipo ya la había tocado y hostigado en varias ocasiones.

Me enteré de que no sólo venía el sino sus amigos también, tenían de camarero a mi hijo de... ni siquiera se como decirlo.

Estábamos dispuestos a salir cuando entró un hombre con un cigarro en la boca aspecto de vagabundo y con un arma en la mano.

Tres disparos, tres y mi cuerpo se desplomo. Escuche a mis hijos gritar y llorar, hasta que las voces empezaron a escucharse de lejos y ya no escuche ni sentí nada.

Vida y Muerte (¿Quienes Somos?)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora