x.2

127 13 28
                                    

guarning
(En efecto lo escribí así a propósito)

Los suaves suspiros llenaban la habitación, la luz tenue de la lámpara de su mesa de noche golpeaba la piel blanquecina del pelirrojo, las grandes manos del mayor rozaban con delicadeza desde su cuello, bajando por sus hombros, por sus costillas hasta llegar a su cadera.

Los labios ajenos danzaban con los del menor de manera ardiente, sin ganas de rendirse ante el otro, buscando dar pelea y placer en cada roce.

Un suspiro salió de los labios del menor cuando el más alto se alzó sobre él; la vista ante los ojos del pelirrojo era de la más hermosa, el pecho amplio totalmente expuesto siendo golpeado por la tenue luz, las grandes manos del mayor acariciando sus piernas, la sonrisa socarrona que estaba cautivando cada vez más a Mingi y aquellos ojos de oro que lo tenían cautivo.

-Seokmin-suspiró el pelirrojo alzando sus manos para tocar los brazos del mayor.

El pelinegro suspiró y se inclinó nuevamente contra el menor, llevando sus labios al cuello y mandíbula del mismo, las manos del menor viajaron al cabello y hombros del pelinegro. Bendito dios que sus ropas taparían cualquier marca.

El dulce vaivén de caderas que producía el mayor contra el menor estaba tentando a ambos, una de las manos del mayor viajó al elástico del pantalón de noche del menor acariciando la orilla y jugando con el mismo; la mano del menor que jugaba con el cabello ajeno se tenso y jalo ligeramente cuando sintió la fría mano del mayor entrar dentro de su pantalón.

Los labios en su cuello hicieron un camino hacia sus labios para acallar sus gemidos:-Estás listo para divertirte, Mingi-yah?-preguntó sobre los labios del menor, mientras su mano acariciaba el miembro del menor.

Un gemido entrecortado fue la respuesta del menor haciendo sonreír al pelinegro, los labios se volvieron a fusionar en una danza placentera y las manos del pelinegro comenzaron a bajar el pantalón de dormir del menor.

Las manos del pelirrojo están inquietas, viajando de los hombros a la espalda, a los brazos y al cuello ajeno, queriendo sentir calidez por encima de aquella piel fría.

El pelinegro se separó ligeramente del menor para llevar dos de sus dedos a su boca y lamer los mismos ante los ojos cristalinos del menor.

-H-Hyung-llamó Mingi y se sentía tan bien, en la escuela tenía prohibido llamar a Lee Seokmin de esa forma, era irrespetuoso dirigirse así a un padre, pero Mingi deseaba tanto llamar de esa forma.

-Qué necesitas. Mingi-yah?-preguntó el pelinegro llevando sus dedos a la entrada del menor, tentando la superficie-. Necesito que me lo digas.
-Seok-hyung-llamó el menor y su espalda se arqueó cuando el primer dedo entró dentro de él, Mingi podía sentir el ardor, el como su cuerpo deseaba más-, por favor, hyung, por favor.

Un segundo dedo entró en el menor logrando que más gemidos salieran de lo profundo de su garganta y al pelinegro le estaba fascinando escuchar la ronca voz del menor.

-Song Mingi-lo llamo el pelinegro-, me aceptas como tu íncubo?-susurro en el oído del menor.

-Si-aseguró el pelirrojo disfrutando la sensación de ser estimulado por su parte trasera y del contraste de temperaturas con el mayor.

El pelinegro sacó sus dedos del interior del menor y se posicionó en las piernas del menor para introducir su miembro de manera pausada y tranquila. El calor envolvió el miembro del mayor y el frío le produjo una sensación de placer al pelirrojo.

Las estocadas del mayor eran lentas y duras, golpeando en el punto exacto del menor provocando así los gemidos del menor.

Las manos del pelirrojo se encontraba en los hombros del pelirrojo, clavando sus uñas de media luna en los mismos sintiendo cada fibra de su cuerpo vibrar por las sensaciones que el mayor le producían.

-Seokmin-hyung-Mingi llamaba al pelinegro y cuando sus ojos se toparon con los dorados ajenos sintió una corriente bajar por su espalda, ahí Mingi lo entendió.

Aunque veía la cara de preciado hyung, no era él quien lo tomaba.

Sus ojos se cristalizaron y sintió ganas de llorar, de llorar por el placer más grande que había sentido nunca, llorar porque no estaba con la persona que amaba, llorar porque le había fallado a su promesa a Dios y sobre todo llorar porque ni Dios y todos sus santos podían hacer que Song Mingi se arrepintiera de su pecado.




°°°°°

Claramente es poquito pues porque ya no me acuerdo como escribir cuando dos hombres se dan por el sin esquinas T T
Recemos para que esa habilidad vuelvaxd
Nos vemos en dos meses:D

adán. [Yungi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora