La no invitada
Bethany se encontraba en la residencia aquella noche que escuchó por primera vez el toque en su puerta. Toc, toc, toc... escuchó desde el sofá al otro lado de la puerta. "Que extraño, ¿quién será a estás horas? Pensó Beth. Toc, toc, toc... se levantó para abrir la puerta. Toc, toc, toc... giró el pomo y abrió de golpe. Un olor nauseabundo le abofeteó la cara, un olor que emanaba de una niña que se encontraba sucia, descuidada, con las ropas gastadas y descalza. Bethany se preguntaba como una pobre criatura en ese estado podría estar en las residencias de su universidad a las tres de la madrugada.
Sin importar qué, la invitó a pasar. La niña gustosa, tomó la mano de Bethany agradecida por tal gesto. La mujer le ofreció un vaso con agua, la invitó a bañarse, le prestó una de sus batas de dormir y ambas se fueron a dormir. Bethany concilió el sueño con el pensamiento de que, al día siguiente, llevaría a la pequeña niña a la oficina de una trabajadora social.
Bethany no podía dormir por la angustia de ver a una niña en tal estado. Cuando vio su teléfono en la mesita de noche, captó las 4:30am del reloj. Se levantó de la cama para preparase café, consciente de que no dormiría hasta que aquella niña estuviera sana y salva. Una estudiante de medicina de último año, eso es lo que era Bethany, no era como sus otras compañeras que vivían allí mismo en la residencia. Mujeres alocadas y liberales. "Cada quien es lo que es" resolvió Bethany en su cabeza.
Unos pasos más la llevaron a la cocina; encendió la cafetera, la preparó y dejó que el café se hiciera.
Cuando miró al sofá, se percató de que estaba vacío. La niña no estaba allí, las mantas que le había prestado estaban perfectamente dobladas. Vio hacia la puerta entreabierta y corrió hacia ella. Cuando la abrió no había nada, miró hacia ambos lados del extenso pasillo con la esperanza de verla, pero el pasillo estaba vacío.
La noche siguiente llegó a casa de una exhausta clase. Se preparó para cenar y dormir. Bethany no dejaba de pensar en sus tres mejores amigas. No habían ido a la clase ese día y cuando intento saber de ellas yendo a sus habitaciones ninguna contestó. Era muy extraño. Se levantó de la mensa para ir directa a la cama con ese pensamiento rondando su cabeza, como un torbellino de ideas que no paraban de ser susurradas.
Toc, toc, toc... Una vez más esos mismo golpes. Golpes débiles. ¿Será otra vez la niña? Se preguntó. Toc, toc, toc... caminó vacilante hacia la puerta. Toc, toc, toc... tomó el pomo y abrió de golpe una vez más.
Entonces ese olor podrido volvió a invadir sus cosas nasales, pero está vez no había nadie. Miró a ambas direcciones del pasillo y no, como la última vez, no había nadie. Antes de cerrar la puerta agachó la cabeza y vio el pequeño papel que esperaba impaciente a las orillas de su puerta.
Bethany lo tomó, entró y lo abrió.
Bethany Elizabeth Fitzgerald Williams
Gracias por recibirme en tu casa, ofrecerme agua, darme de comer, bañarme y cambiar mi ropa sucia por una más limpia.
Estoy agradecida, por eso ya no te encuentras en mi lista de almas perdidas. Tu corazón está lleno de bondad y misericordia. Tu compasión fue sincera.
Tus tres amigas por el contrario, me rechazaron, me cerraron la puerta en la cara, sus almas estaban podridas en egoísmo y yo, como el demonio vengativo que soy, les arranqué el corazón y me las traje al infierno para que fueran purificadas con el fuego eterno.
Siempre agradecida
La no invitada~*~
Hola Gatitos Negros. ¿Qué les pareció este cuento corto? A mi.me gustó. Espero que a ustedes también. Ya saben, si les tocan la puerta y no es nadie, probablemente sea el demonio de la no invitada. Muajajaja...
Hasta el próximo relato Gatitos Negros.
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Mundo oscuro
Horror"Mundo oscuro" es un libro lleno de microrelatos de terror. Miedos y fobias que te harán espantar. Jackie Boyce trae sus peores miedos y experiencias paranormales en pequeños pero terroríficos relatos para dar adrenalina a las noche de sus lectores...