Con el antebrazo derecho limpia las pequeñas gotitas de sudor que se han formado en su frente por el esfuerzo de las últimas horas y asiente satisfecho con el resultado. Hace dos días regresaron de una expedición al exterior de los muros y como ya es costumbre, Erwin viajó a la capital a presentar un informe, así que decidió realizar una limpieza exhaustiva en su oficina para mantenerse ocupado y evitar pensar que esos desgraciados intentarán bajar el presupuesto de la legión, o peor aún, teme que vuelvan a plantear la posibilidad de disolverla con la excusa de que no han obtenido resultados favorables.
-Tsk, malditos cerdos.
Sacudiendo la cabeza, aparta esos desagradables pensamientos y suspira de alivio al reparar en una diminuta mancha en el centro de la ventana tras el escritorio. Con más fuerza de la necesaria, frota un paño húmedo hasta que nota el reflejo que corresponde su mirada y recuerda la breve plática que escuchó entre tres nuevos reclutas cuando fue a buscar agua.
"Eso es lo más estúpido que he escuchado, tu hermano te mintió"
"¡Es la verdad! ¿Por qué crees que le va tan bien con las chicas? Tenemos que practicar o haremos el ridículo; además, todos lo hacen, es la mejor forma de aprender"
"No sé, sigo creyendo que es estúpido besar tu mano pero supongo que no perdemos algo con intentarlo, no quiero hacer el ridículo en mi primer beso"
Desde que se unió al cuerpo de reconocimiento ha dejado de lado su vida personal, entregándose por completo a cumplir las expectativas de otros, especialmente las de su comandante, quien deposita en él la esperanza de estar un paso más cerca del triunfo de la humanidad contra los titanes. A pesar de que no sabe si es capaz de lograrlo, tiene muy claro que no desea decepcionarlo y por eso da todo de sí para mantener sus ilusiones.
Erwin. Durante unos segundos se pregunta si ya ha dado un beso o algo más. Es probable que la respuesta sea un rotundo sí, varias veces ha escuchado comentarios entre los reclutas sobre lo atractivo que es. Si lo desea, no tendrá problemas en encontrar a una hermosa mujer con quien formar su propia familia.
-Tsk, eso jamás sucederá, él tiene cosas mucho más importantes de las cuales ocuparse ahora- replica con un deje de alivio que lo desconcierta por unos segundos antes de centrar su atención en la palma derecha- Si practico no haré el ridículo...
El primer contacto es suave, temeroso e indeciso pero entonces su mente lo traiciona evocando la imagen de cierto rubio que lo insta a colocar más ímpetu en sus acciones hasta que un carraspeo lo sobresalta y se gira rápidamente, esperando que no se diera cuenta de lo que estaba haciendo.
-Er-Erwin, ¿Por qué estás aquí?
-Es mi oficina- responde con una pequeña sonrisa de diversión mientras cierra la puerta y se acerca al escritorio, quitándose la chaqueta con un suspiro- Gracias por limpiar, ¿necesitas ayuda?
-No, ya terminé, ¿Cómo te fue? ¿Tuviste problemas con esos cerdos? Te hicieron rogar para aumentar las migajas que dan a la legión ¿Verdad? Tsk, bastardos tacaños, prefieren gastar en mierdas que acabarán en la basura- sisea arrojando el paño a la cubeta con agua, imaginando la desagradable situación que debió soportar.
-No me importa rogar si con eso conseguimos aumentar el presupuesto, nos guste o no dependemos de ellos- afirma escudriñando al pelinegro y posa una mano en su hombro derecho, acariciándolo despacio- No te preocupes, Levi, conseguiré el dinero que necesitamos.
-Sé que lo harás, Erwin, sabes como manejar a esos bastardos, lo que me molesta es que solo harán esto para alardear lo "generosos" que son, cuando en realidad lo único que quieren es dejar de gastar su dinero en algo tan inútil como nosotros.
-Conseguiremos el dinero para la siguiente expedición y cambiar el equipo defectuoso, las razones no importan, Levi.
-Supongo que no, como sea, eres tú quien lidia con esos idiotas, te dejaré trabajar.
Una de las ventajas de que el rubio sea su compañero de habitación, es que respeta e intenta cumplir con sus exigentes estándares de limpieza. Cerca de las once de la noche termina con su ardua labor y va a darse un baño rápido antes de regresar secándose el cabello. Tal parece que el mayor se desvelará otra vez, así que se recuesta sobre la cama.
-Erwin...- susurra alzando la mano derecha a la altura de su rostro mientras recuerda la plática del trío de jóvenes- Si practico no haré el ridículo...
Lentamente acorta la distancia hasta que sus labios tocan la palma y cierra los ojos, percibiendo un sutil aroma que torna la experiencia aún más intensa que la anterior. No se supone que algo tan ridículo se sienta así de bien.
-¿Cómo se supone que debo interpretar esto, Levi?
Aquella voz lo paraliza en su lugar y al cabo de unos segundos se atreve a mirar, encontrándose con esa imponente figura cuya expresión no logra descifrar pero considerando la situación, no puede ser buena. Su primera reacción es huir de ahí, lo cual es un amago al ser detenido por las muñecas y queda de rodillas.
-No es lo que crees, Erwin, es culpa de esos mocosos, dijeron cosas raras, quería saber si es verdad- replica forcejeando en vano por liberarse. Si se trata solo de fuerza, no es capaz de superarlo.
-¿Qué cosas?
-Que si practicas con tu mano no harás el ridículo en tu primer beso...- susurra muy avergonzado por el rumbo que ha tomado la situación y suelta un gruñido al escuchar la risa contraria- No te burles de mí, bastardo, suéltame o te patearé el trasero.
-Lo siento, Levi, es que no pensé que fueras tan ingenuo, no deberías tomar en serio lo que dicen unos chicos, hay una forma mejor de practicar un beso.
-¿Cuál?
Durante largos segundos no sabe cómo reaccionar al sentir esos labios sobre los suyos y solo puede aferrarse a los hombros contrarios cuando la intensidad aumenta hasta que se apartan jadeando.
-Abre un poco más la boca, Levi, imita mis movimientos.
-Erwin, espe—
El segundo contacto es mucho más apasionado y demoledor, así que simplemente se deja llevar, acatando las indicaciones que le han dado. En algún momento es consciente de que lo han tumbado sobre la cama pero esas manos deslizándose por sus muslos son suficientes para que olvide todo lo que no involucra a ese hombre. Ahora entiende por qué se rio del método de los nuevos reclutas.
-Aprendes rápido, Levi, ¿Te gustó? ¿Es tan bueno como besar tu mano?
-B-Bastardo, no te burles de mí- gruñe al mismo tiempo que se cubre el rostro, en un intento por ocultar su vergüenza.
-Jamás lo haría, solo te estoy ayudando, ¿Estás enojado?- pregunta apartando las manos del pelinegro, quien evita su mirada sonrojado y niega despacio- Necesitas practicar más, puedes hacerlo conmigo cada vez que quieras.
-Erwin... quiero seguir practicando.
-Tus deseos son órdenes.