A pesar de que las señales de humo han sido un gran acierto, disminuyendo la taza de mortalidad y el enfrentamiento directo con los titanes, aún continúan los cuestionamientos contra el cuerpo de reconocimiento, además de que han aumentado los retractores que desean disolverla con el argumento de que es una pérdida de recursos y que los muros los protegen del peligro. Si es honesto, lo que le preocupa no es la opinión de un grupo de cerdos arrogantes y mezquinos, sino la forma en que afecta al comandante, colocando en duda sus capacidades hasta el punto en que decidieron enviar a alguien a supervisarlo en la siguiente expedición y eso definirá si continúa en su cargo.
-Dentro de diez minutos partiremos, Levi, reúnete con tu escuad—
-¿Por qué aceptaste esto, Erwin? Ese bastardo solo será un problema- gruñe girándose al recién llegado, quien suspira bajito al mismo tiempo que cruza los brazos a la altura del pecho- Si se convierte en mierda de titan será la excusa perfecta para que te reemplacen.
-Por eso lo dejé a tu cuidado, gracias por encargarte de esto.
-Tsk, me diste una orden, no tenía opción, sabes muy bien que prefiero ir en uno de los costados, son las zonas de mayor riesgo, ¿Por qué demonios cambiaste tu lugar en la formación? Deberías ir en medio, es más seguro y—
-No se supone sea seguro para mí, sino para todos- replica con una fugaz mueca de enfado que no pasa por alto el pelinegro- Reúnete con tu escuadrón, es una orden.
Con un bufido se marcha dando un sonoro portazo. Es más que evidente que algo ocurrió, el rubio ha estado actuando extraño desde que platicó a solas con el idiota que lo supervisará. Después de subir al caballo, se acerca a sus subordinados y nota de inmediato la tenso del ambiente pero no hace un comentario al respecto, ya que conoce perfectamente la razón de aquello e incluso la comparte. Es probable, que nadie este de acuerdo con que ese sujeto los acompañe.
Los primeros minutos fuera de los muros son tranquilos hasta que el humo por el costado derecho les advierte de un potencial peligro, así que tendrán que cambiar la ruta. Si los titanes se mantienen al mínimo (algo bastante inusual en esos casos) llegarán a la torre al atardecer. La misión es montar un campamento que servirá como un futuro punto de observación y reserva de equipo, lo cual permitirá que puedan ir más lejos en las próximas exploraciones. Una nueva señal desde la parte inferior izquierda de la formación lo saca de sus pensamientos.
-Erwin- susurra apretando las riendas, en un intento por no demostrar lo que siente. Realmente no entiende por qué se coloca en riesgo de esa forma.
-Llevamos veinte minutos y no hay peligro, ¿Por qué mueren tantos soldados? Parece que el problema es la persona al mando.
-Estás en el lugar más seguro; desafortunadamente, serás de los últimos en morir si aparecen titanes. La estrategia de Erwin evita la confrontación, eso ha ayudado a minimizar el número de muertes pero no siempre es posible, muchas veces no tenemos más opción que luchar, espero que sepas usar tus espadas o solo serás una molestia.
-He escuchado sobre usted, capitán Levi, el insolente perro que el comandante Smith recogió del subterráneo, ¿Puedo ser honesto? Yo jamás hubiera aceptado a un criminal entre nosotros y no soy el único que lo piensa.
-Yo también seré honesto, me importa una mierda tu opinión- señala ignorando la risa contraria y escudriña a su escuadrón, quienes mantienen el ceño fruncido.
-¿Sabes? Será un placer enviarte de regreso al basurero del que saliste, disfruta tu último paseo en la superficie, maldito perro.
Las siguientes horas se vuelven un suplicio al cabalgar junto a ese sujeto y en más de una ocasión, debe indicar a su escuadrón (con un discreto gesto de mano) que no caigan en las provocaciones de esas venosas palabras. En el último tramo del camino, se detienen cerca de un frondoso bosque para alimentar a los animales, darles de beber y verificar si hay heridos. Después de atender a su caballo va a buscar al rubio, el cual se ha alejado del resto.